Lenia, Yasmín y Loreta,

las tres ministras que quieren seguir de ministras, no solicitaron licencia para separarse del cargo y siguen cobrando elevados estipendios a diferencia de todas y todos sus contendientes. Abusivas y tramposas. Iniciaron sus campañas antes de tiempo. Usan las estructuras orgánicas de la SCJN para sus campañas; ejemplos, vehículos, choferes, ayudantes y les pagan sus viáticos ¿Es justo y equitativo por parte de aquellas que pretenden seguir aplicando la justicia a terceros? Por supuesto que no. Dice el dicho: “Hágase la voluntad de Dios en los bueyes de mi compadre”. Las tres morenistas actúan injustamente en perjuicios de sus contrincantes. Han violado cuanta norma electoral se le ha cruzado, no les importa; el objetivo: seguir de ministras. Las señoras pretenden presidir la SCJN.

Hicieron precampaña corporativa frente a sindicatos, con la bancada de senadores, en universidades. Sin gastar un solo peso de su bolsillo. Ahora se quejan por las restricciones que impone el INE a todas y todos los que aspiran a un cargo judicial. A Lenia no le permitieron registrar la marca denominada “ministra de los pobres”. Se molestó la señora. Pretendía ese “nombre” en las boletas”. A Loretta le darán palo en el TEPJF, por promover un recurso fuera de tiempo, también se molesta. Conste que se dicen “juristas”. Y a Yasmín le prohíben que asista a reuniones masivas; siempre quiere ir sola, cuando que la autoridad electoral le obliga a que se inviten a todos los aspirantes al mismo cargo y que asistan, al menos, la mitad de ellos. La señora quiere el escenario exclusivo. Reglas de equidad que ha impuesto el INE, lo mismo que sucede en los procesos electorales para políticos. Quieren trato especial. Ya bastante han abusado de su posición política y laboral. Las únicas tres que van por la reelección con recursos públicos y se molestan.

Mientras tanto, continuamos observando campañas denigrantes, ofensivas, ridículas, nefastas de aspirantes a ocupar aluno de los 881 cargos en juego. Ejemplos hay muchos. Aquí algunos de ellos: “¿Ya te cacharon de cochino en el parque y no sabes qué hacer?, no tengas miedo, no es cárcel, es una falta administrativa”; “¿Eres adulto independiente, con deudas bien dementes y ya fueron a tu casa a asustarte? Aunque debas una Sor Juana, no te pueden encerrar sin papelito de un juez”; “¿Te dicen indio y no eres de la India?, si ya estás harto, esto es lo que tienes que hacer para que les caiga la voladora a esos racistas”.

Campañas humillantes para llegar a ser impartidores de justicia: “¿Sueltas billete, pero tu ex no te deja ver a la bendita?, es un delito, denuncia a tu ex”: “¿Entraste a una tanda y te chamaquearon, dabas tus 200 semanales y se quedaron con tu biyuyo?”; ¿Fuiste con doña Pelos y te salió un pelo en tu comida? ¡No te pueden cobrar!, sígueme para más consejos legales”. Son temas de denuncias, procuración de justicia, no de impartición de justicia. Pero, como el pueblo es ignorante en materia de Derecho y no puede distinguir, simplemente se divierte frente a semejantes barbaridades jurídicas.

Muchas barbaridades, simples ocurrencias que llevan a las y los aspirantes a ofrecer promesas que no podrán cumplir. El impartidor de justicia simplemente debe someterse al imperio de la ley y obedecer lo que en ella se plasma. No pueden inventar ni prometer acortar plazos procesales, evadir presentación de pruebas, otorgar o negar amparos sin medios de prueba; etcétera. Promesas, muchas de ellas, inviables e imposibles de cumplir porque no son de su competencia legal. Primeras campañas judiciales y mucho se asemejan a los políticos que prometen lo que no cumplen o que no son de su esfera competencial. Abusan de la ignorancia del electorado.

Deben entender que ninguna jueza, juez, magistrada, magistrado, ministra o ministro, por ejemplo, puede modificar la legislación e imponer penas supriores a las establecidas en la ley o bien, que los acuerdos o resoluciones se puedan dictaminar en menor tiempo que aquel que se establece en la norma ¿Acaso esos aspirantes creerán sus propias mentiras o también rayan en la ignorancia jurídica?

Triste espectáculo el que brinda la mayoría de las y los aspirantes a impartir justicia en sus distintas ramas, penal, laboral, administrativa, amparo; o de aquellos de “segunda instancia” que deberán revisar, corregir, modificar o revocar las tonteras de los hoy “tiktokeros” ¡Pobre justica las que nos espera a las y los mexicanos!

Destrucción total de un sistema judicial que, si no es perfecto, definitivamente lo echarán a perder.

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