La justicia en México envuelta en un programa de aprendizaje. Las y los ministros no atinan a ponerse de acuerdo en los conceptos fundamentales, como fue en la semana que concluyó. Batres dijo que las controversias constitucionales con una especie de juicio de amparo, ya que el conflicto es entre dos partes. Vaya simpleza de razonamientos, equívocos por supuesto. Nada que ver una cosa con la otra. Otras ministras abonaron en la confusión del sentido y la terminología jurídica. Y conste que Batres ya era ministra propuesta directamente por el expresidente López Obrador, o sea, no ha terminado de aprender Derecho Constitucional. Para demostrar que ellos sí sacarán rápido los juicios en la SCJN, en unos cuantos minutos desahogaron 11 expedientes en turno.
En algunos tribunales es igual el curso propedéutico en la impartición de la justicia. Los magistrados incurren en severas equivocaciones y en su caso, entre ellos se tienen que corregir; algunos piden disculpan de los gazapos que cometen durante el desarrollo de las sesiones de pleno. Qué decir de los jueces, que han sido evidenciados de la incapacidad, faltos de experiencia e ineptitud para la impartición de justicia. Todo en perjuicio de los justiciables, sí, de aquellos que se ven en la necesidad de acudir a dichos tribunales. Son un peligro los nuevos jueces del bienestar, aplican la justicia de acuerdo a su raquítico leal saber y entender el Derecho. El experimento es todo un fracaso, como se previó desde un inicio.
Sigue bajo escrutinio el caso del ministro presidente que, teniendo un ejército de empleados bajo su manos, no supo qué hacer con ellos, así que, simplemente se le ocurrió la idea de despedir al 40% de los empleados; pero, antes contrató a sus allegados como el abogado Vidulfo, quien asesoraba a los familiares de los 43 normalistas; no podía ser de otra manera si el mismo ministro trabajó con los del Ejército Zapatista y terminó colaborando con AMLO, quien lo lanzó a la cabeza del grupo de los acordeonistas, de ahí que ocupe la presidencia. Todo un caos bien orquestado. Lograron la colonización del Poder Judicial, pero a qué costo, todo en perjuicio de los justiciables.
Y mientras esas inexpertas autoridades continúan bajo la curva del aprendizaje, esas mismas serán las quienes juzgarán casos tan graves y delicados como los de Hernán Bermúdez y el grupo de huachicoleros en los que se encuentran involucrados toda clase de autoridades, pasando por los marinos como los cabecillas del huchicoléo fiscal que hizo perder al gobierno federal durante el mandato de AMLO, miles de millones de pesos; en el “negocio” se involucran empresarios millonarios como aquello que podían vender el combustible en las gasolineras y entregar facturas como si fuese combustible bien habido.
Además, es posible que, si la presidente toma la decisión política que incomode al exmandatario, podrían ser investigados y procesados varios políticos morenistas; ello, sin embargo, le daría la oportunidad de realizar ajustes en ciertos cargos de relevancia y de mucho poder, como el coordinador de los senadores. La interrogante ¿Serán los jueces de consigna los que atiendan esos y otros asuntos de igual o mayor importancia? Por lo que ve al sector de los ministros, todas y todos son de consigna, están sujetos a las ordenes presidenciales.
Mientras tanto, continuará el curso de aprendizaje judicial del personal del bienestar, que mucho desprestigio está costando a México en materia de impartición de justicia. El deterioro del Poder Judicial Federal, tardará años en ser resarcido y en el 2027, van por el resto del personal bajo el mismo fraudulento esquema, de no ser reformada la Constitución para corregir los tremendos abusos y errores que cometieron los legisladores morenistas y aliados.