Opinión

¿Hay diferencia entre el IFE y el INE?

11/07/2015 |00:46
Redacción Querétaro
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Si existe alguna diferencia entre el antiguo IFE y el hoy estrenado INE, ¿cuál es? Presento sólo dos perspectivas. Primera: en el estudio de 2014 ¿Cuestan demasiado las elecciones en México?, de Marco A. Mena, quedó manifiesto que el IFE, era una de las instituciones más costosas del mundo, y sus consejeros los mejor pagados con sueldos de 300 mil pesos mensuales, lo cual era grotesco cuando hay millones de desempleados y familias enteras pauperizadas. ¿Cambió algo con el INE?, veamos. En 2015, ejerció un presupuesto cercano a los 19 mil 500 mdp, 9% más en términos reales (descontando la inflación) en relación al gasto del proceso electoral federal de 2012 que realizó tres elecciones. Pero eso no es todo, ya que, al del INE debemos sumar el de los 32 Organismos Públicos Locales Electorales (Oples) con 9 elecciones a gobernador, que sumó 13 mil 452 millones de pesos; más los 3 mil 62 millones de pesos destinados al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Sumando un total de 35 mil 86 millones de pesos; 61% más que el proceso de 2009. Así, el presupuesto de estas elecciones fue cuatro veces más grande que el de toda la Secretaría de Relaciones Exteriores (8 mil 100 mdp), casi seis veces mayor al de la Secretaría de Turismo (6 mil 844 mdp) y dos veces mayor al de la Procuraduría General de la República (17 mil 29 mdp), haciendo que el costo por sufragio sea el más caro del mundo.

Los gastos de operación del nuevo INE, mucho mayores al del IFE, son del orden del 70% para gastos de operación del instituto (13 mil 216 mdp) y el resto fue para el financiamiento público de los 10 partidos contendientes (5 mil 355 mdp). Y todavía hay que aumentar los vales, las despensas, las computadoras, los embutes, el dinero en efectivo, las cobijas, los tambos, las mochilas, etcétera, que, de manera ilegal, entregaron los partidos y candidatos.

El TEPJF, el último árbitro de la contienda, ejerce 3 mil 062 millones de pesos, 40% más que su presupuesto anterior (2 mil 448 mdp), bajo el pretexto del incremento de salarios y de plazas, así como la creación de la Sala Regional Especializada en el Procedimiento Sancionador que costó 187 millones 559 mil pesos.

Esta sala, y todo el Tribunal no frenaron las evidentes y documentadas violaciones a la ley por parte del Partido Verde, por el contrario, las redujeron, sin ninguna sanción ejemplar.

Segunda perspectiva: el nuevo INE tuvo en su nacimiento mucha incertidumbre, pues los diputados nunca tuvieron claro qué tipo de organismo querían. Las opciones fueron prácticamente tres: un INE que borre a los institutos estatales, un INE que se encargue exclusivamente de las elecciones federales y un INE que absorba algunas facultades de los órganos electorales estatales.

Las negociaciones fueron difíciles entre partidos y gobierno para la conformación del nuevo organismo, que fue la parte medular de la reforma política (sobre todo deseada por el PAN y el PRD). Esto llevó al IFE a sufrir una penosa agonía, pues mientras los partidos se ponían de acuerdo, el anterior órgano electoral estuvo en el limbo jurídico y político, pagando algunas facturas generadas por el erróneo comportamiento de sus consejeros generales y otras, endosadas por quienes metieron las manos en la vida del Instituto.

El legado del consejero presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, fue dejar una institución inmersa en una profunda crisis de legitimidad por su actuación pasiva, parcial y abiertamente ilícita que nos condujo en 2012 a una jornada electoral cuestionada y llena de conflictividad política.

Así es como se colocó la tarea al nuevo INE de revertir el legado de impunidad y simulación que caracterizaron a los procesos electorales, sobre todo en 2006, como una acción firme e institucional que impusiera el Estado de derecho. En pocos años, el IFE fue víctima de sus vicios de origen. Los partidos políticos metieron la mano en forma cada vez más descarada, al grado de que la partidización de los consejeros electorales puso en entredicho su autonomía. La apuesta fue que el IFE partidizado moriría y daría pie al nacimiento de un nuevo organismo. Después de las elecciones de junio pasado, no hay nada que indique que el nuevo organismo no estuviera contaminado desde su surgimiento con la corrosión impulsada por la partidocracia que gobierna este país.

Todo el proceso electoral pasado, vivimos voraces acometidas contra la ley, al erario público y de abierta simulación que demuestran que el nuevo INE no estuvo a la altura política del nuevo tiempo, en particular su consejo general. Ahora, es necesario contrarrestar la visión de la burocracia ramplona que sólo mira el sueldo y una jugosa jubilación temprana por dejar hacer, dejar pasar y no abrir la boca. O abrirla de más, dixit Lorenzo Córdova, también conocido como El Llanero Solitario.

Consejero electoral del INE.

fernandocorzantes@yahoo.com.mx

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