Con el cochinero electoral del pasado 1 de junio se cumplió la voluntad de Andrés Manuel: hacerse de la SCJN —todos sus candidatos ganaron—, destruir la democracia y el estado de derecho con la complicidad del INE. Taddei es copartícipe de estas fechorías. Su papel en el INE no ha sido garantizar la objetividad, neutralidad e imparcialidad institucional, sino someterla a la voluntad de AMLO.

Con total abyección, Taddei permitió a las tribus de Morena participar ilegalmente en esta elección al inducir el voto mediante acordeones, acarrear votantes (SNTE), amenazar y chantajear beneficiarios de programas sociales —vía la Secretaría del Bienestar— y comprar votos, lo que, supuestamente, los haría sujetos a fuertes sanciones y sería causal de anulación de la votación.

Taddei debe salir del INE porque no garantiza la certidumbre, transparencia y confiabilidad de los procesos electorales; no es imparcial, al servir a los intereses de AMLO, Sheinbaum y Morena; y, por practicar, fomentar y recompensar la inequidad.

También, porque una parte importante de su familia —como la de los Batres, Alcalde, Monreal, etc.— ocupan cargos públicos, lo que está prohibido según la Fracción IV del artículo 4 de la Ley Federal de Austeridad Republicana, promulgada por AMLO en 2019, que prohíbe a los funcionarios públicos utilizar sus atribuciones o su influencia para contratar a familiares hasta el cuarto grado de parentesco en el servicio público; así como el artículo 63 Bis de la Ley General de Responsabilidades Administrativas, que tipifica el nepotismo de falta administrativa grave; y el 78 que establece las sanciones, entre las que están: la suspensión del empleo, cargo o comisión; destitución del empleo, cargo o comisión; sanción económica; inhabilitación temporal para desempeñar empleos, cargos o comisiones en el servicio público; y nulidad del nombramiento, designación o contratación de la persona beneficiada por la transgresión del artículo 63 Bis.

Esta elección no es creíble porque las casillas estuvieron desiertas y porque los resultados no son verificables —no se cuenta con evidencia confiable del numero de votantes: no hubo PREP y conteo rápido; no se contaron los votos en casillas, ni se publicaron resultados—. La palabra de Taddei o la de Sheinbaum no son suficientes para hacerlos creíbles; se requeriría la auditoría de una instancia internacional.

Si AMLO no tuvo empacho en pagar más de 300 mil millones de pesos por la cancelación del aeropuerto de Texcoco; si gastó casi un billón en obras inútiles y destinó más de 500 mil millones de pesos del huachicol fiscal en apoyo a Morena ¿por qué negarse a que el INE tuviera el presupuesto suficiente para transparentar el proceso?

Como Elvis Amoroso quien salió a cantar el “triunfo irrefutable” de Maduro en Venezuela, sin aportar datos concretos, Taddei hizo lo mismo. Confirmó lo que sabíamos: que la elección era una farsa para imponer a los palomeados por Andrés Manuel.

La 4t, siguiendo el ejemplo de España, Nicaragua, Cuba, Venezuela y Bolivia, gobernados por integrantes del Socialismo del Siglo XXI, ha secuestrado y colonizado al Poder Judicial para imponer su modelo sin obstáculos, y garantizarse impunidad.

Es necesaria una nueva lucha ciudadana para recuperar la democracia, las libertades y derechos ciudadanos mediante un nuevo INE ciudadanizado, con un presupuesto que no dependa de los caprichos, chantajes y conveniencias de los partidos en el Congreso —ni sea un elemento de negociación y de sometimiento—; blindándolo de la interferencia de los partidos, los cuales en su Consejo solo deben tener voz, no voto; así como crear nuevos partidos porque los que hay solo se representan a sí mismos.

Taddei ha convertido al INE en otra dependencia informal del lopezobradorismo y, junto con su familia, ha sido una de las grandes beneficiadas de este populismo autoritario. Por eso, sacar a Taddei, se ha vuelto exigencia democrática.

Periodista y maestro en seguridad nacional

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