De ser el principal activo de la 4t, Andrés Manuel ha pasado a ser la mayor vulnerabilidad de su movimiento y en particular de Claudia Sheinbaum frente al gobierno de Donald Trump.

Antes de iniciar su mandato, Trump asumió una estrategia de interdicción (acciones destinadas a obstaculizar el avance del adversario) hacia el gobierno de Sheinbaum, condicionando a cada paso la relación bilateral: el nombramiento de un exmilitar especializado en inteligencia como embajador; la asignación de 10 mil militares mexicanos para el control migratorio en las fronteras sur y norte del país; la imposición de aranceles al aluminio y el acero; la denominación de terroristas a los cárteles mexicanos de la droga; la presencia de barcos en las costas mexicanas, el vuelo de aviones espía y drones de reconocimiento por el territorio nacional.

También ha sido motivo de presiones la tramposa exigencia del pago de las cuotas de aguas internacionales al estado de Texas, a pesar de la sequía; la suspensión de compra de ganado mexicano por el gusano barrenador; la presencia de personal del ICE en acciones de destrucción de laboratorios de drogas (fentanilo); el retiro de la visa a la gobernadora de Baja California y a su esposo (la del gobernador de Tamaulipas no ha sido confirmada); y, lo más reciente, la supuesta lista de políticos morenistas vinculados con la narco delincuencia.

Aunque no ha sido confirmada oficialmente, sino filtrada a través de distintos medios de investigación periodística, entre ellos Pro Pública, la supuesta o real “lista Marco”, en alusión al secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, contiene los nombres de destacados funcionarios públicos morenistas —alguno en retiro—, del gabinete de Claudia Sheinbaum, gobernadores, presidentes municipales, dirigentes en el Congreso, y 4 militares vinculados a la inteligencia, todos ellos con nexos con los cárteles, según el reporte, integrado con información de agencias de seguridad e inteligencia.

La lista que, según algunos, incluiría a Andrés Manuel y a sus hijos, se ampliará con los nombres de empresarios, policías, dirigentes sociales, entre otros, que también colaboran con la delincuencia organizada.

En el caso de Andrés Manuel, son notorios sus múltiples errores, corruptelas, omisiones, complicidades e irresponsabilidades en materia de corrupción, seguridad pública y, en especial, en el combate a la delincuencia organizada —según AMLO en México no se producía fentanilo, pero en casi ocho meses este gobierno ha destruido casi 900 narcolaboratorios— sirven de pretexto a Donald Trump para “doblar” en la negociación a una debilitada Sheinbaum, quien se vería debilitado frente a sus propósitos geoestratégicos si escalara la presión de entrega de AMLO y de sus hijos.

García Luna y Calderón quedan en calidad de niños de pecho frente a las denuncias de corrupción y vínculos con el narco del gobierno del tabasqueño, quien visitó en ocho ocasiones Badiraguato, capital del narcotráfico en México, les brindó impunidad y les facilitó su expansión nacional e internacional; no les incautó dinero ni drogas, ni persiguió a sus líderes, etc. A cambio, los candidatos morenistas recibieron apoyos a partir de las elecciones de 2021.

Para quienes creen que Trump acabará con los cárteles, queda claro que estos no son su prioridad, pues poco ha hecho en contra de los que hay en su país. El narco también es un elemento de negociación para “doblar” a Sheinbaum, administrando su persecución según sus objetivos.

Recientemente, Sheinbaum —a pesar de haber puesto en pausa su militancia en Morena— propuso a sus militantes no coludirse con la delincuencia, organizada y de cuello blanco. Sin embargo, ante las evidencias que se acumulan y la presunta lista “Marco”, habrá que ver qué elige: si proteger a su partido y a los implicados a cualquier precio, o, asumir la realidad y tener un acto de coherencia sobre este penoso pero trascendental asunto.

Periodista y maestro

en seguridad nacional

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