Gustavo Mendoza Ávila

¿Por qué tanta corrupción?

06/05/2023 |11:07Gustavo Mendoza Ávila |
Redacción Querétaro
RedactorVer perfil

Que lobos se vistan de ovejas para no ser detectados por el rebaño y hacer de las suyas, ha dejado de ser una figura retórica para convertirse en una realidad usada por Morena, la 4T y AMLO, para encubrir sus intenciones.

Mimetizado como el gobierno de los buenos (“ya no hay corrupción”), han hecho creer a sus seguidores que en México se desterró este cáncer definitivamente y por ese motivo no existen denuncias de sus militantes. O que las existentes han sido resueltas a su favor.

El uso faccioso de los órganos de seguridad del Estado —civiles y militares—, de la Fiscalía General y la Secretaría de Seguridad Ciudadana para investigar, perseguir y encarcelar a opositores que pretenden competir electoralmente, bajo la acusación de supuesta corrupción, es escandaloso. De esta manera el presidente pretende quitar del camino a personajes que le resten cargos de elección popular a su partido, utilizando electoreramente la justicia.

Mientras, la oposición justifica no tener un candidato para evitar que sea señalado con la misma falsedad con la que se acusó a Ricardo Anaya, a quien después de sacarlo de la contienda, esta administración lo encontró inocente de lo que se le acusaba.

La doble moral, o moral selectiva del presidente, se ha radicalizado persiguiendo a candidatos de oposición —violentando la presunción de su inocencia—; y, al mismo tiempo, encubre a los integrantes de su partido y a sus familiares señalados por actos de corrupción, para quienes no hay investigaciones, como en el caso del esposo de una de sus sobrinas, cuyo nepotismo se justificó con la próxima desaparición de esa dependencia.

Con la misma autoridad con que el presidente justifica que “la corrupción no sólo es inmoral, sino también es una fuente posible de financiamiento para el desarrollo, para el bienestar del pueblo”; desestima la asignación de contratos públicos a amigos de uno de sus hijos; o el nuevo escándalo de conflicto de interés del mismo hijo de la casa gris de Houston, que vive en la residencia de una funcionaria de La Jornada (que ha recibido dinero a manos llenas del gobierno); minimiza estos hechos con la aseveración de que “sus hijos no son corruptos” y desvía la atención con un supuesto intercambio de propiedades con Loret de Mola, a quien su hermano demandó por 400 millones de pesos por haber dado a conocer las imágenes donde recibe dinero ilegal para la campaña del tabasqueño.

Es evidente la impunidad de funcionarios corruptos de esta administración como el personaje que recientemente fue contratado en el INE, quien lleva a sus espaldas acusaciones penales por malos manejos; o la protección que goza el exdirector de Segalmex quien, en sólo un año, desfalcó más de 15 mil millones de pesos. Lo paradójico es que mientras Ovalle y cómplices están libres, quien denunció sus ilícitos es perseguido del gobierno.

Destruir o dejar inoperante al INAI garantiza la impunidad de los corruptos del presente; y su posible el impacto negativo en las elecciones de 2024 si la ciudadanía se entera de las muchas ilegalidades e incongruencias de este gobierno.

Siendo este gobierno más corrupto que el de Peña, ofende el cinismo e hipocresía con la que lanzan la piedra y ocultan la mano. Pareciera que la nueva mafia del poder está urgida de allegarse recursos adicionales para las campañas del 2024, o para financiar la colonización de la izquierda en otros países. De otra manera no se entiende por qué tanta corrupción.

Periodista y maestro
 en seguridad nacional