Usando las siglas de Movimiento Ciudadano (MC), Samuel García, hasta ayer gobernador de Nuevo León, se ha convertido en co-candidato de Morena gracias a la iniciativa de López Obrador —su promotor, jefe de campaña y estratega—, para asumir la agenda política del presidente, apoyar la campaña de Claudia Sheinbaum y evitar que siga creciendo Xóchitl Gálvez en la clase media, donde Claudia no impacta.

Aunque sin evidencias, no han faltado quienes expliquen la subordinación de Samuel García a un chantaje de Andrés Manuel porque, según estas versiones, tiene información que vincula a familiares de Samuel quienes presuntamente habían usado recursos de procedencia ilícita; como un salvavidas al gobernador por los malos resultados de su gestión; para impulsar su futuro político como sucesor de Dante; evitar la candidatura de Marcelo Ebrard, quien le restaría votos a Claudia; como un acuerdo entre dueños de partidos políticos para posicionar a MC como la segunda fuerza política del país; o la suma de todas ellas.

Independientemente del motivo, Samuel cumple estrictamente —y sin chistar— el papel que le dicta Andrés Manuel, convirtiéndose en títere de él; en objeto prescindible en favor del triunfo de Claudia.

Las primeras muestras de la vena autócrata del esposo de Mariana Rodríguez —como lo han dado en llamar por utilizar el liderazgo de su esposa para figurar— se ven en Nuevo León, al sumir al Gobierno del estado en una crisis constitucional por su obstinación de imponer a su sucesor, violando la Constitución del estado al invocar una figura legal (encargado de despacho) aplicable a ausencias menores a 30 días (se ausentará seis meses). En estos casos la Constitución estatal prevé que toca al Congreso local nombrar a un gobernador interino, lo cual rechaza Samuel.

Aunque la Constitución del estado es clara, Samuel cree —como AMLO— que él encarna al Estado, las leyes y la voluntad popular y por ello impedirá que un sucesor diferente del suyo tome posesión del cargo. Y ha dispuesto que ninguna instancia de su gobierno atienda las disposiciones del gobernador interino, comenzando por el secretario de Gobierno, el director de Seguridad Pública y la hacienda pública estatal, generando un vacío de poder.

La irrupción violenta de una turba —organizada por MC— al Congreso del estado para impedir la designación del Gobernador interino, demostró hasta qué punto está dispuesto Samuel a pasar por encima de la ley para hacer su voluntad, e impedir que se enteren de secretos (corruptelas) que lo harían vulnerable.

Al igual que AMLO, Samuel utiliza las instancias de inteligencia de su gobierno para atacar a sus opositores en el Congreso (donde MC no está representado), a fin de obligarlos a renunciar o anularlos.

La crisis constitucional podría ocasionar que el Congreso local solicite la desaparición de poderes, con lo que pondría en manos de AMLO proponer al Senado una terna para elegir a un Gobernador provisional, seguramente de MC, en pago del servicio.

La mejor opción para el aprendiz de dictador —que sin el don de bilocación quiere ser candidato y gobernador al mismo tiempo—, sería permitir al Congreso nombrar Gobernador interino, o renunciar a la candidatura presidencial y volver a su cargo, porque no puede ser ambas cosas, máxime cuando su papel no es ganar, sino estorbar a la oposición.

Impulsar un tercer candidato sería doblar al Congreso y reforzar el autoritarismo de Samuel, lo que estaría por verse.

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