Muchos ilícitos y engaños se han venido sucediendo a lo largo del proceso de consulta de revocación de mandato, y éstos hacen prever la posibilidad de que el 10 de abril se consume un fraude, motivo por el cual los mexicanos debemos no acudir a votar.

En este gobierno se creó una nueva figura política, la revocación de mandato para, a iniciativa de la ciudadanía, darle a la sociedad una herramienta para quitar de sus funciones a un mal gobernante.

El problema inició cuando el propio Presidente —no la sociedad, como lo establece la ley— pidió que se llevara a cabo esta consulta. Y como nadie pidió la salida de AMLO, se modificó la figura para dar cabida a la “ratificación de mandato”, asunto totalmente inútil que tergiversa y manipula el sentido de la consulta; y que constituye, además de un gasto excesivo e inútil, un ejercicio innecesario, por lo que termina siendo una forma de rendir culto a la figura presidencial.

Habiendo puesto el presidente y su partido las reglas, han sido ellos mismo quien las ha violado, faltando a diversas disposiciones de ley, entre ellas: impedir que el INE tenga los medios necesarios para realizar este ejercicio conforme con lo que la ley dispone y acusarlo cínicamente de no cumplir su función.

Resulta ofensivo que no se transparente el uso de recursos públicos y privados para hacer campañas de promoción, con el falso argumento de que como el INE no está promoviendo el voto, la sociedad lo está haciéndolo; al igual que el uso autoritario del poder para convencer a las empresas de espectaculares de que “donen sus espacios” para que la sociedad promueva el voto.

Y más recientemente, para tratar de evitar las sanciones al Presidente y a su partido por hacer proselitismo en tiempos de veda, han cambiado las reglas para que toda clase de funcionarios públicos y de partidos hagan lo que la ley —que ellos hicieron—, les prohibía.

No les bastó con manipular la pregunta de la consulta, lo que según los especialistas, le otorga a la causa del presidente, un 10% de ventaja; no les ha sido suficiente con otorgar permiso a legisladores para que dejen de legislar y se dediquen a promover una votación que no tiene razón de ser para la ciudadanía, que lo único que quiere es que el presidente acabe su mandato y se vaya, y con ello parar cualquier tentación de extender su mandato.

La realidad es que se busca incidir en las elecciones de junio, en las que se renovarán 6 gubernaturas ahora que Morena está lejos del llamado carro completo con que inicio la contienda.

De igual manera, este ejercicio servirá para probar el impacto clientelar de los programas sociales y el desempeño de los Comités de Defensa de la 4T, que en cada casilla deberán lograr el voto de 400 personas (20 personas por cada uno de los 20 integrantes del comité asignados a cada casilla) con lo que presuntamente se superaría, y por mucho, la media de votación en elecciones promedio.

Usted lo sabe: cuando pierden se victimizan y arrebatan; según ellos siempre ganan y los resultados ya los sabemos: si no pierden y siempre ganan, para qué seguirles el circo.

Hasta ahora, el mejor recurso que los ciudadanos tenemos para evitar esta manipulación que terminará en fraude se llama “abstención activa”. Consiste en que ni usted ni sus familiares, amigos y vecinos, se presten a esta farsa que comienza en la presidencia, más preocupada por la pirotecnia electorera que por resolver los verdaderos problemas nacionales.

Periodista y maestro 
en seguridad nacional

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