[Publicidad]
La cobardía impide a los morenistas hacerse responsables de sus errores y fracasos, victimizándose y acusando a otros de su incompetencia para cumplir sus promesas. A quienes les exigen cumplirlas, por no pensar como ellos, son acusados de ser ultraderechistas: los causantes de todos los males del país, incluida su pésima gestión.
Golpistas de ultraderecha son los padres de los niños con cáncer; quienes demandan medicamentos, cirugías y tratamientos para sus enfermedades; quienes exigen seguridad ante la extorsión: cobro de piso, cuotas por producto producido, por vehículo que transporta mercancía.
Los padres que demandan protección a las policías para que sus hijos no sean enrolados como sicarios, o en adicciones. Los limoneros, aguacateros, damnificados de Veracruz —o de cualquier otro estado—; los médicos que denuncian la falta de equipos, medicamentos y materiales básicos de curación.
Quienes critican al director de la casa de Bolsa Vector; la multiplicación de los ranchos de Pepín López Obrador, quienes denunciaron la Casa Gris o a los hijos del expresidente. Los que piden el desafuero de Cuauhtémoc Blanco por golpear a su mujer e intentar violar a su media hermana. Los que pintaron “Narco Estado” en el Muro de la ignominia de Sheinbaum, son propagandistas de la ultraderecha.
Los que exigen que AMLO y sus cuates devuelvan los 600 mil millones de pesos que se robaron mediante el huachicol fiscal, claro que son de ultraderecha; al igual que quienes exigen encarcelar a narco políticos.
Aquellos que reclaman el apoyo de la 4t a las dictaduras y la intromisión gubernamental en asuntos de otros países, son jefes de la ultraderecha. Quienes insinúan que los neoliberales daban mejores resultados que la 4t (PIB): había medicamentos en las farmacias y atendían la salud de la población, son ultraderecha.
Los peores son los obispos, sacerdotes y religiosos que defienden a la población de los violentos, los que señalan abusos y errores, que trabajan en reconstruir la paz y el tejido social, y poco dicen cuando son desaparecidos y asesinados por ser fieles al Evangelio.
Las madres buscadoras son las recalcitrantes de ultraderecha, al igual que militares que critican y denuncian la corrupción de sus dirigentes —y la complicidad con el régimen—, son de mayor peligro.
Quienes se quejan del sistema educativo apendejador, al igual que quienes reclaman a AMLO y a Sheinbaum la muerte y desaparición de casi 280 mil mexicanos en 7 años ¿quién puede negar que sean de ultraderecha?
Los que marchan vestidos de blanco y usan sombrero para exigir justicia por el asesinato de Carlos Manzo, son ultraderechistas. Intelectuales y periodistas que investigan, documentan e informan sobre la corrupción y los errores del gobierno, al igual que quienes son asesinados por decir la verdad u opinar distinto, son ideólogos de la ultraderecha.
Los campesinos que piden mejores precios de garantía para sus productos, lo son también, al igual que aquellos empresarios que no hacen negocios corruptos con miembros de la 4t; o los transportistas que exigen seguridad.
Quienes esperan que AMLO, hijos y cercanos estén en la cárcel por corruptos, narco políticos e ineptos, son la ultra ultraderecha. Jóvenes que estudian en el extranjero —excepto, claro, la hija de Sheinbaum, el hijo de AMLO, el de Adán Augusto, Monreal, etc.— son agentes de la ultraderecha internacional; al igual que los padres que mandan a sus hijos a estudiar fuera de México.
Los que denuncian la incompetencia y el sometimiento del INE, la CNDH, el TJEPF, son de ultraderecha. Aquellos que exigen a Adán Augusto que explique su riqueza inexplicable y sus nexos con la Barredora, también lo son.
Los decepcionados de la 4t, los que no votan por Morena y los que no le creen a Sheinbaum, lo son. Muchos de los que no son de ultraderecha resulta que en realidad son corruptos, traidores, mentirosos, narco políticos y/o encubridores.
Y usted, ¿también es de ultraderecha, o es de la 4t?
Periodista y maestro en seguridad nacional
[Publicidad]
