El pasado 12 de diciembre, solemnidad de la Virgen de Guadalupe, Claudia Sheinbaum conversó telefónicamente con Su Santidad el Papa León XIV para invitarlo a visitar nuestro país. La invitación —dado el clima de espionaje, violencia y animosidad que padece la Iglesia desde el gobierno de López Obrador; y por en el nivel de escándalos morenistas—, suena a manipulación.

El gobierno que ha impulsado aborto, eutanasia, ideología de género, wokismo, “derechos reproductivos”, atacado a la familia, destruido a la educación, dejado sin medicinas a la población, perseguido política y legalmente a sacerdotes, obispos y cardenales que señalan su deshumanización y espíritu anticristiano en algunas políticas públicas, requiere que el Papa oculte —con su carisma—, las corruptelas y escándalos gubernamentales.

Los mexicanos sí apoyaríamos la visita del santo padre, pero en las circunstancias actuales consideramos que sería imprudente avalar a un gobierno populista, antidemocrático y jacobino.

Hace unos días, el presidente del Consejo Político Estatal de Morena en Zacatecas, Rubén Flores, presentó una queja en el INE contra el obispo de la entidad, Sigifredo Noriega Barceló, por realizar actividades prohibidas por la Constitución: criticar la inseguridad, economía y los resultados de la actual administración del estado. La Iglesia, desde hace 21 siglos, ha sido perseguida por anunciar, y por denunciar.

El 15 de noviembre el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano fue llamado a Gobernación a explicar el mensaje final de la 119 Asamblea Plenaria de la CEM, realizada del 10 al 14 de noviembre, cuyo lema “Iglesia en México: Memoria y Profecía. Peregrinos de Esperanza hacia el Centenario de nuestros Mártires”, referida al centenario de la persecución religiosa en México (1926-1929), que dejó más de 250 mil católicos muertos, en defensa de la libertad religiosa.

Y, la reciente amenaza de reformar la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público para regular los mensajes de “odio” de la Iglesia en redes sociales cuando, acogiendo a las personas, habla de los errores de la ideología de género.

Según el reporte 2024 del Centro Católico Multimedial, en el gobierno de AMLO fueron asesinados 25 sacerdotes —en el de Sheinbaum van 5—, por resistirse a la extorsión, hablar en contra de cárteles o pedirles que dejen de asesinar, amenazar y atemorizar a la población.

AMLO acusó a la Iglesia de alinearse con oligarquías conservadoras y de silencio histórico en temas como pederastia clerical. La candidata Sheinbaum firmó con condiciones el Compromiso Nacional por la Paz por su “visión pesimista de la realidad”, y “crear un ambiente que no existe” (sic).

La CEM fue marginada cuando se negó a difundir la “Cartilla Moral” de AMLO, quien premió a pastores evangélicos que sí lo hicieron creándoles el Partido Encuentro Social y dotándolos de curules. En el caso de la secta Luz del Mundo, el voto se intercambió por influencias.

La oposición crítica a los “abrazos no balazos”, a la polarización social, al asesinato y desaparición de más de 250 mil ciudadanos, y a la Reforma Judicial, ha sido motivo de ataques y desencuentros.

En su momento, el Papa Francisco denunció que el populismo “ignora la legitimidad de la noción de ‘pueblo’, atrayendo consensos para instrumentalizarlo a su propio servicio, fomentando el egoísmo para aumentar su popularidad."

En este contexto la invitación parece tan falsa y perversa tanto en boca de Daniel Ortega y Nicolás Maduro como en la de Sheinbaum. Y no es porque la mandataria no sea católica (no tiene que serlo, así aproveche un vestido con la imagen de la Virgen de Guadalupe) —Papas han visitado países en los que los católicos son minoría, para fortalecer su fe—, sino porque en la circunstancias actual la visita, —como el Mundial de futbol (2026)— sería usada para apoyar el proyecto demagógico de Morena, en 2027. Por algo no vino el Papa Francisco con AMLO.

Periodista y maestro en seguridad nacional

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