Como crimen de Estado ha sido calificada la tragedia sucedida en el Instituto Nacional de Migración (INM) de Ciudad Juárez, que dibuja nítidamente el rostro insensible, irresponsable, incompetente, cruel e inhumano del llamado “humanismo” lopezobradorista.

Acostumbrado a no asumir responsabilidad alguna de lo que sucede en su mandato, AMLO ha dado a esta crisis un manejo político para evitar que la tragedia -que hasta ahora costó la vida a 39 migrantes y dejó a 29 heridos-, impacte negativamente en el proceso electoral de 2024.

El primer y más importante objetivo de Andrés Manuel es lavar las culpas de su gobierno acusando a los migrantes de ser los causantes del incendio. Lejos de interesarse por su dolor, por conocer y resolver su rebeldía, optó por encubrir a los suyos: al comisionado del INM, Francisco Garduño, al delegado en Ciudad Juárez, y a sus “corcholatas”, los secretarios de Gobernación y Relaciones Exteriores (responsables directos de lo que sucede en Migración; el primero por ley y el segundo por decreto) mediante la burda maniobra morenista de abandonar la sesión para dejar sin quórum la votación, e impedir que comparecieran ante el Senado de la República para responder por lo sucedido.

Lo insensible, cruel e inhumano de la 4T, como en el caso de los más de 700 mil muertos por el irresponsable manejo de la pandemia; o los más de 150 mil muertos por la inseguridad y más de 30 mil desaparecidos; o la muerte de niños y mujeres con cáncer por no dotarles de medicamentos y tratamientos; o los bebés que se quedaron sin vacunas del cuadro básico porque esta administración considera que son un gasto innecesario; o el asesinato diario de 10 mujeres; o la pérdida de empleos durante la pandemia… se reflejó, en el caso de Ciudad Juárez, en la criminal insensibilidad de quien ordenó que no se abrieran las rejas y en la inhumanidad de quienes obedecieron la orden.

El mal generalizado de este gobierno radica en que todos los servidores públicos no están en sus cargos para cumplir la ley, sino para obedecer al tabasqueño. El reiterado argumento que esgrimen para justificarse como subordinados —como en el juicio de Nuremberg—, es el incompetente “seguimos órdenes”.

Frente a la orden de “no les abran” del delegado del INM en Chihuahua, vicealmirante en retiro Salvador González Guerrero (acostumbrado como militar a que sus decisiones se acaten y no se cuestionen), el abandono fue la respuesta. En lugar de hacer algo por apagar el incendio (no había extinguidores por el austericidio morenista), optaron por dejarlos a su suerte. La única persona que desobedeció fue la guardia Angélica Hinojosa que liberó a las 15 mujeres que se encontraban detenidas e impidió que la tragedia fuera mayor.

Políticamente, se pretende que las responsabilidades se queden en Chihuahua para no ensuciar la imagen del presidente o de sus “corcholatas”. Sin embargo, AMLO no se quitará la mancha de su omisa, cruel, fallida y corrupta política migratoria; del maltrato, violencia y extorsión que viven diariamente los migrantes a su paso por México, derivado de haber aceptado que Estados Unidos se la impusiera.

Como se dijo en el Senado: “este es el Ayotzinapa de Andrés Manuel López Obrador”. Meter a la cárcel al personal operativo y eximir a los altos mandos administrativos, así como a sus protegidos para la contienda presidencial, no disminuirá su responsabilidad. En este caso, la propaganda no podrá ocultar la tragedia.

Periodista y maestro 
en seguridad nacional  

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