A las virtudes morenistas de robar, traicionar y mentir se ha agregado una más que une y cohesiona a las anteriores: encubrir.
Premiar con el fuero mediante cargos de elección popular, consulados, embajadas o representaciones internacionales; asumir la defensa pública desde el púlpito o el cadalso de la mañanera —para eximir a unos y condenar a otros—; el borrado permanente de delitos, la ceguera selectiva de la Fiscalía y la vigencia de los pactos y lealtades con quienes roban, mienten o traicionan al pueblo, siempre que contribuyan al avance de la 4t, se ha convertido en práctica común del gobierno extendido de AMLO.
La carta dirigida a Donald Trump, por parte del exgobernador interino de Chiapas, el morenista Willy Ochoa, señalando al exgobernador morenista Rutilio Escandón —cuñado del exgobernador de Tabasco y precandidato presidencial, Adán Augusto López—, y hoy cónsul de México en Miami, por sus vínculos con la delincuencia organizada, no mereció una carpeta de investigación por parte del actual gobierno.
La acusación del gobernador de Tabasco, Javier May, de que el exsecretario de Seguridad Pública en el estado, durante el gobierno de Adán Augusto, Hernán Bermúdez Requena era el líder del cártel “La Barredora”, encargada de generar inestabilidad en la entidad, acabó al fugarse este del país.
El no desafuero del diputado morenista Cuauhtémoc Blanco, exgobernador de Morelos, acusado de intento de violación por su hermanastra, así como de tener vínculos con la delincuencia organizada, es otro caso de encubrimiento e impunidad.
El nombramiento de miembros de la Iglesia Luz del Mundo y de personas con nexos con la delincuencia organizada como candidatos a jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial, de los cuales, se dijo, había sido un error no haberlos excluido oportunamente de la lista de candidatos, y cuyos perfiles fueron previamente aprobados por el Comité de Selección de Jueces y Magistrados —integrado exclusivamente por morenistas— quienes garantizaron que éstos “cumplieron” principios como certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, máxima publicidad, objetividad y la paridad de género; es un escándalo porque —casualmente— ganaron las elecciones y quitarles el cargo sería ilegal, según sus cómplices morenistas.
Y si a usted se le ocurre preguntar a la Inteligencia Artificial por personajes de Morena acusados de corrupción y que fueron premiados con cargos de elección popular, la lista que le va a aparecer es larga, según la plataforma. Aquí algunos:
“Félix Salgado Macedonio: A pesar de las graves acusaciones de violación y abuso sexual que lo inhabilitaron brevemente para la candidatura a gobernador de Guerrero, no fue acusado ni condenado por corrupción, pero fue electo senador en 2018 y reelecto en 2024; Mario Delgado Carrillo: actual secretario de Educación Pública, ha enfrentado acusaciones por presuntas irregularidades en contratos durante su gestión como director del Metro de la Ciudad de México. Zoé Robledo Aburto: director general del IMSS, ha sido señalado por contratos irregulares en el servicio de salud y por presunto enriquecimiento ilícito; Layda Sansores San Román: gobernadora de Campeche, acusada de irregularidades financieras y enriquecimiento ilícito. A pesar de las acusaciones, ganó la elección a la gubernatura en 2021.”
Y qué decir del doctor muerte, Hugo López-Gatell, corresponsable del delito de lesa humanidad por el exterminio de más de 800 mil mexicanos durante la pandemia, al que se le inventó un cargo en la OMS.
Y al “nosotros no establecemos relaciones de contubernio ni complicidad con nadie”, de Sheinbaum al abogado de Ovidio Guzmán, desde Culiacán, Sinaloa, capital de la narco delincuencia y flanqueada por Rubén Rocha Moya, respondió Trump con una carta anunciando un incremento del 30% en aranceles.
Con Trump la cobija del encubrimiento no alcanzará para todos. ¿A quiénes no podrá salvar Claudia Sheinbaum?
Periodista y maestro en seguridad nacional