La inseguridad ha alcanzado niveles inaceptables y ha roto todos los records, ante ello voces de expertos y también de ciudadanos cualquiera, con diversos orígenes e ideologías, han solicitado al  presidente López Obrador un cambio de estrategia para enfrentar la violencia que genera el crimen organizado.

El presidente se ha negado a corregir y ha dicho que sostendrá su estrategia de “abrazos y no balazos” sustentado en que se están atendiendo las causas de la violencia mediante los programas sociales (jóvenes construyendo el futuro, becas Benito Juárez, etc.) como si el origen de la violencia criminal fuese la pobreza, siendo este un error garrafal. No es la pobreza la que detona la violencia, si esto fuese cierto entonces todas las personas pobres y que son más de 60 millones serían delincuentes o los políticos e inclusive los capos del crimen organizado y sus lugartenientes que tienen millones de pesos no serían violentos ni estarían cometiendo delitos. Como se observa, el razonamiento presidencial es absurdo.

Donde el Presidente tiene razón es que la violencia debe atenderse y prevenirse desde su origen, desde sus causas.

Ante ello valdría la pena evaluar primero si efectivamente su gobierno está atendiendo las causas de la violencia. A mí me parece que no.

Me parece que el origen de la violencia, si bien es muy complejo y multifactorial, en buena medida está en la formación deficiente de las y los menores de edad desde la primera infancia (cuidado, no confundir formar con educar, no son lo mismo). Deficiencia que para realmente aminorarse requiere de una estrategia compleja que va mucho más allá de solo regalar dinero. Entre otras cosas la estrategia debiera incluir aspectos como programas de capacitación a los papás y mamás gestantes para la atención del menor durante la primera infancia (Son múltiples los estudios científicos que sustentan que cuando un menor de edad es bien formado en valores y se le imprimen las denominadas habilidades para la vida —seguridad en sí mismo, autoestima, resiliencia, etc.— lo más probable es que se convierta en un estudiante que acabe sus estudios, pacífico, ajeno al consumo de drogas, etc., etc.).

Desgraciadamente en este gobierno federal no hay programas para la atención del menor durante la primera infancia y los que había, como las estancias infantiles o las escuelas de tiempo completo, fueron eliminados.

En suma, en el gobierno federal no se están atendiendo debidamente las causas de la violencia.

Fuente de los Deseos: Ojalá el Presidente implemente programas que contribuyan a la correcta formación de las y los menores de edad desde la primera infancia. Solo así estará atendiendo las causas de la violencia y su estrategia de seguridad tendrá los resultados esperados en el largo plazo.

Exsenador

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