“A Dios rogando y con el mazo dando”

-Refrán popular

Ojalá seamos más, muchos más los mexicanos que con objetividad, inteligencia y valentía, libres de prejuicios y resentimiento, analicemos los problemas por los que atraviesa el país y las oportunidades que nos ofrece el futuro próximo.

Ojalá que la mayoría de los mexicanos abramos los ojos y observemos cómo se ha conducido y qué resultados ha alcanzado el actual gobierno de la Cuarta Transformación. Ojalá valoremos los logros alcanzados —pocos, pero los hay—, y también sobre los errores, las pifias y las oportunidades perdidas. Es importante analizar las razones y la magnitud de los impactos ocasionados, por ejemplo, por la destrucción de los sistemas de salud y de educación, o por la pérdida de seguridad, también sobre la política energética y la protección del medio ambiente, sobre la pertinencia de las grandes obras de infraestructura realizadas en este sexenio ya que por hacerlas se restringieron otras muchas obras, se suspendieron muchos mantenimientos y se eliminaron muchos programas. Me parece crucial valorar también las oportunidades perdidas y los daños infligidos a las instituciones de la República. Todas estas valoraciones son indispensables ya que una de las opciones que tendremos el 2 de junio es votar por la continuidad, es votar por seguir en el mismo camino, es votar por más de lo mismo.

Ojalá analicemos también con sumo cuidado las propuestas de las candidatas a la Presidencia de la República para resolver dichos problemas y para aprovechar de la mejor manera el enorme potencial que nos ofrecen las condiciones muy particulares del país.

Ojalá analicemos si dichas propuestas son viables o son puras promesas falsas de campaña, si esas propuestas ya fueron implementadas —inclusive en otras partes del mundo— y si fueron exitosas o si fracasaron.

Ojalá que también analicemos las trayectorias de las candidatas, sus historias de vida y los resultados que alcanzaron y todavía más importante: lo que pudieron hacer y no hicieron.

Ojalá que la mayoría de los mexicanos sepamos distinguir las verdades de las mentiras, de las calumnias y de “las injustificadas echadas de culpa” (por ejemplo: han pretendido hacer responsable a Xóchitl de las pillerías de panistas y priistas del pasado cuando en la realidad esos grandes corruptos ahora se disfrazaron de guinda, y muchos trabajan en los gobiernos morenistas —por ejemplo, Manuel Bartlett, Ignacio Ovalle, varios exgobernadores hoy embajadores— y otros más hoy son sus candidatos).

Ojalá nos demos cuenta que realmente hoy se nos presentan dos opciones muy distintas, una que pretende seguir avanzando hacia un autoritarismo que pudiera derivar en una dictadura, y otra que nos ofrece un cambio hacia la consolidación de la democracia.

Ojalá que la mayoría de los mexicanos si asumamos la responsabilidad y el privilegio de votar de manera libre, sin resentimientos ni prejuicios, por quienes consideremos la mejor opción para el presente y el futuro próximo del país.

Ojalá gane la democracia.

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