El mercenario político-electoral es aquel “candidato” que consciente de que no tiene posibilidades de ganar la elección contiende, no para posicionar una agenda política o difundir una determinada ideología o no para defender una causa y darle luminosidad, visiones y acciones todas ellas que legitimarían su candidatura sino, contratado y patrocinado por uno de los candidatos con posibilidades de ganar, sino para golpear o bien para arrebatarle votos a otro candidato rival también con posibilidades de ganar la elección, es decir, para dividir el voto. El mercenario carece de toda ética democrática y a la larga no hace sino acarrear un mal a su país.

Desgraciadamente tengo la impresión de que en México estamos y estaremos padeciendo a un mercenario político-electoral en la figura de Movimiento Ciudadano en las elecciones federales 2024 y concretamente con la “candidatura presidencial fosfo” del todavía gobernador de Nuevo León, Samuel García, quien por cierto en campaña a gobernador prometió una y otra vez que no haría lo que hizo el Bronco hace seis años y que no dejaría el cargo.

Coincido con quienes piensan que Movimiento Ciudadano al no tener posibilidad de ganar la contienda presidencial optó por ponerse al servicio del presidente y de su partido Morena y lanzó a su candidato “fosfo” a la contienda presidencial con el objetivo de arrebatarle votos a la Coalición Fuerza y Corazón por México encabezada por Xóchitl Gálvez. Es decir, con el objetivo de dividir el voto opositor a Morena y así ayudar a que la Dra. Claudia Sheinbaum sea la próxima Presidenta de la República.

Me parece lamentable que Movimiento Ciudadano asuma el papel de mercenario político-electoral ya que imagino observa el desastre que ha sido el gobierno de la “Cuarta Transformación” y cuya propuesta para el 2024-2030 es más de lo mismo –léase más desastre– y opte por apoyar la continuidad morenista dividiendo el voto opositor a cambio del apoyo presidencial para alcanzar un pretendido y soñado crecimiento electoral en 2024 como por ejemplo el que Morena envíe a una candidata “flan” (fácil de derrotar) y sin recursos a la gubernatura de Jalisco facilitando así el triunfo fosfo.

Qué triste que Movimiento Ciudadano, que se estaba convirtiendo en una verdadera opción política, decidiera, me parece, anteponer sus propios intereses por legítimos que estos sean al bienestar del país y convertirse en un mercenario político-electoral al servicio de Morena.

Fuente de los Deseos: Ojalá que la gran mayoría de los mexicanos repudien a todos aquellos partidos políticos y sus candidatos cuando adquieran el papel de mercenarios político-electorales.

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