Es importante concientizar que el Huracán Otis además de los daños propios que ocasiona un huracán categoría 5 también trajo consigo una ola de traiciones que a casi tres semanas de la llegada del meteoro a Acapulco no ha concluido.
La primer traición ocurrió cuando el presidente López Obrador no avisó sobre la magnitud del huracán que se avecinaba. Recordemos que el presidente tenía o debía tener información, desde el mediodía del lunes, de que la tormenta se transformaría en un fuerte huracán.
La segunda traición está en el hecho de que sabiendas de que se venía un fuerte huracán los gobiernos federal, estatal y municipal no tomaron las previsiones que se debían tomar (ejemplo: El que no estuviese habilitada una red de telefonía satelital por parte de Sedena y Semar implicó que no se tuviese información desde los primeros momentos pasado el meteoro, lo que ocasionó que no se tomaran decisiones y se ordenaran acciones desde el momento en que se debieron tomar y ejecutar).
La tercera y muy grave traición fue que se permitió el saqueo de prácticamente todos los comercios (inclusive hay comerciantes que han manifestado que el daño por saqueo resulto mucho mayor que el ocasionado por el huracán).
Una cuarta traición fue impedir el acceso de ayuda por parte de privados aunque dicho impedimento fue prontamente retirado ante el fuerte reclamo de instituciones y personas por medio de las redes sociales. Sin embargo dicho impedimento desincentivo de momento las muy necesarias y urgentes donaciones por parte de ciudadanos de todo el país.
Pudiéramos decir que las mentiras presidenciales sobre los avances en la atención de los damnificados como lo fue la relativa a la rehabilitación y suministro de energía eléctrica equivalen a una traición para con los habitantes del puerto ya que informaban sobre una situación no tan grave y por tanto restando ímpetu al apoyo ciudadano.
Una traición más fue el haber decretado el final del estado de emergencia por parte de protección civil federal cuando Acapulco enfrenta una crisis sanitaria y la falta de alimentos y agua potable.
Y la última gran traición fue la cometida por los diputados federales de Morena, PVEM y PT que se opusieron a etiquetar recursos para la reconstrucción de Acapulco en el Presupuesto de la Federación 2024.
Esta larga lista de traiciones se viene a sumar a la gran traición que significa el haber entregado el control del bello puerto de Acapulco a las bandas delincuenciales.
Fuente de los Deseos: Ojalá los ciudadanos de Guerrero y en sí de todo el país concienticemos sobre las traiciones cometidas para con Acapulco y con ello nos esforcemos por sancionarlas y lo que es también muy importante: impedir que se repitan en cualquier parte del país ante el azote de los fenómenos meteorológicos exacerbados que seguramente nos impactarán en los próximos años a consecuencia del cambio climático.