Guillermo Tamborrel

El asesinato despertó conciencias y el intento por borrarlo las enardeció

El primer intento fue lavarse las manos con la consabida retahíla de echar culpas a gobiernos anteriores

A Carlos Manzo, ya asesinado, el gobierno federal intentó borrarlo de la agenda nacional. Afortunadamente no lo lograron y ahora menos lo lograrán.

La tragedia en la que fue asesinado el presidente municipal de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, generó una gran indignación ciudadana que se manifestó, sobre todo en las redes sociales, con una gran cantidad de señalamientos, críticas y reclamos, para con la presidenta Sheinbaum y su gobierno.

Ante la manifestación ciudadana, la presidenta, pesimamente asesorada, intentó infructuosamente evitar que el caso escalara y que Carlos Manzo y su movimiento del sombrero pasaran a ser un símbolo de quienes reclaman la complicidad de su gobierno —y de gobernadores— con el crimen organizado y la impunidad con la que este se desenvuelve.

El primer intento y como ya es costumbre fue pretender lavarse las manos con la consabida retahíla de “echar culpas a los gobiernos anteriores”, particularmente a la “guerra de Calderón”. El intento fracasó ya que la presidenta olvidó que la mencionada guerra se inició a petición del entonces gobernador de Michoacán, Lázaro Cárdenas Batel, hoy prominente miembro de Morena y Jefe de la Oficina Presidencial.

Asimismo, la presidenta manifestó que había ordenado una investigación sobre lo que había venido ocurriendo en las redes sociales ya que dijo, había mucho dinero involucrado de la derecha. Inclusive la presidenta calificó a conductores en medios de comunicación y a “comentócratas” como carroñeros. El señalamiento provocó que los aludidos respondieran señalando que a quienes se debía investigar era a los criminales y no a los ciudadanos que solo ejercían su derecho a expresarse. Este intento también fracasó.

Además pareciera que la presidenta no se da cuenta de que dichas campañas tienen el tufo de ser “fuego amigo”, ya que se observa que el objetivo es denostar al secretario de Seguridad, Omar García Harfuch. No olvidemos que para un grupo importante de morenistas García Harfuch es un expriista ajeno “al movimiento” y que no lo sienten como uno de los suyos —por eso no fue el candidato a la jefatura de Gobierno en la CDMX no obstante haber ganado la encuesta— y hoy lo ven como un rival a la candidatura morenista a la Presidencia en el 2030.

Finalmente, dado que las acciones anteriores no le funcionaron, la presidenta recurrió a la estrategia de victimizarse mediante el supuesto montaje de un ataque de acoso sexual. Ataque, que si bien es repudiable desde toda perspectiva, provocó todo tipo de reacciones. La comentocracia cuestionó la seguridad personal de la presidenta (un atentado contra la vida de la presidenta sería sumamente grave para la estabilidad y paz nacionales). En redes sociales el ataque provocó todo tipo de burlas, la mayoría ya inaceptables por lesionar la dignidad de una persona. En este caso de la presidenta.

En suma, la presidenta y su gobierno intentaron minimizar hasta borrar la tragedia del asesinato de Carlos Manzo y fracasaron en su intento. El asesinato despertó conciencias y el intento por borrarlo las enardeció.

Exsenador. @gtamborrelmx

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