Guillermo Tamborrel

Bajo advertencia no hay engaño

Hace unos días María Corina Machado, una mujer extraordinaria y ejemplo de lucha por la libertad y la democracia recibió merecidamente el premio Nobel de la paz. Si bien no pudo llegar a tiempo a recibir el galardón, en su discurso, pronunciado por su hija Ana Corina, nos dejó una serie de lecciones sobre libertad, democracia y la paz.

Entre otras cosas muy valiosas María Corina nos relató brevemente la historia de cómo su país, Venezuela, perdió su democracia y con ella muchas libertades: “Desde 1999, el régimen se dedicó a desmantelar nuestra democracia: violó la Constitución, falsificó nuestra historia, corrompió a las Fuerzas Armadas, purgó a los jueces independientes, censuró a la prensa, manipuló las elecciones, persiguió la disidencia y devastó nuestra biodiversidad.

“Pero más profundo y corrosivo que la destrucción material fue el método calculado para quebrarnos por dentro. El régimen se propuso dividirnos: por nuestras ideas, por raza, por origen, por la forma de vida. Quisieron que los venezolanos desconfiáramos unos de otros, que nos calláramos, que nos viéramos como enemigos. Nos asfixiaron, nos encarcelaron, nos mataron, nos empujaron al exilio”.

Me parece que el relato es una clara y contundente advertencia: Las democracias, salvo en el caso de un golpe de estado armado, no se acaban de un día para otro, su destrucción es paulatina y sistemática.

María Corina también nos señaló siguiente: “la democracia más fuerte se debilita cuando sus ciudadanos olvidan que la libertad no es algo que debamos esperar, sino algo a lo que debemos dar vida. Es una decisión personal, consciente, cuya práctica cotidiana moldea una ética ciudadana que debe renovarse cada día.”

En otras palabras, la democracia y la libertad que conlleva se deben cuidar y proteger todos los días para que prevalezcan. Es importantísimo tener presente que la pérdida de la democracia, como ocurrió en Venezuela, trae consigo la miseria y la pérdida de libertades para todos.

Lo anterior es la triste y muy lamentable experiencia de un país hermano. No es un discurso que persiga beneficios políticos, para mexicanos alguno, tampoco es un discurso pronunciado para desprestigia o atacar de manera alguna al régimen de la cuarta transformación. Es, insisto, la tragedia que vivió y vive el pueblo venezolano. Tragedia que podemos vivir los mexicanos si no cuidamos nuestra democracia y con ella nuestra libertad.

Que cada quien haga sus reflexiones y actúe en consecuencia. Que nadie se diga engañado, que nadie crea que Estados Unidos o algún líder espontáneo ni nadie más, va a venir a liberarnos. Estamos advertidos.

Fuente de los Deseos: Ojalá que todos, y no solo unos cuantos, nos demos cuenta de que si no defendemos lo que queda de nuestra democracia, ésta va a desaparecer y con ella muchas de nuestras libertades.

Exsenador. @gtamborrelmx

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