Tengo una enorme curiosidad por intentar visualizar siquiera un poco sobre el futuro de la economía mundial, inmersa en una nueva geopolítica y con el resurgimiento de diversas ideologías, que, acariciando los extremos, colocan el mundo en un panorama muy diferente y mucho más complejo. También tengo claro que somos y formamos parte ineludible de ciclos que transitan en el tiempo, ese personaje representado en Cronos y que es estrictamente lineal y transcurre inexorablemente, de la misma manera que la vida misma, si la consideramos desde una perspectiva individual y a su vez cíclica. Nacemos, crecemos, nos desarrollamos, hoy día tal vez nos reproduciremos, envejecemos y cerramos el ciclo con la muerte. Somos materia y energía que se transforma, una y otra vez. Vivimos en un planeta que mantiene su habitabilidad a base también de frágiles ciclos, formando parte de un sistema planetario dependiendo de una estrella solitaria en una parte relativamente oscura del brazo de una galaxia a la que conocemos como vía láctea y la cual está sujeta a lo que conocemos como leyes universales. Sin embargo, la dinámica de las decisiones humanas que afectan a la humanidad, parecieran trastocar el pretendido equilibrio en el desarrollo de la misma.

Muchos son los factores, pero hablo de la economía porque en ella va implícita esa permanente búsqueda de una vida digna para los habitantes del mundo entero. En la enorme diversidad del pensamiento y las ideas humanas, ya que tienen la lógica explicación de entender que la propia naturaleza humana mantiene de origen brechas importantes que amplían la desigualdad y la pobreza. En esos contextos se forman y consolidan creencias que se manifiestan precisamente en las ideologías y plantean diferencias irreconciliables. Hoy resulta más difícil visualizar un modelo económico exitoso que combata de fondo la pobreza y la propia desigualdad. Estamos en una época donde desaparecen empleos en tan solo un chasquido y donde ese gran avance de expectativa de vida está expuesto por la violencia, la intolerancia, los desastres naturales y más a considerar un mundo más peligroso. El Banco Mundial comenta que en la medida que se vive en condiciones de inestabilidad por conflictos, es más difícil combatir la pobreza y la desigualdad, algo que resulta lógico y devastador.

Envejecemos todos, de la misma manera que envejecen la tristeza y la esperanza de lograr ver un modelo económico que combata de fondo la pobreza y disminuya la desigualdad en términos reales y sobre todo, sea sostenible. Por lo que se ve, después del impacto de un par de eventos como lo fueron la primera y la segunda Guerra Mundial en el siglo pasado y la pandemia en el actual, se antoja que debería ser necesaria una visión más conciliadora entre las ideologías y más congruente con las acciones y decisiones de los gobiernos ante el esas realidades, pero hoy es diferente, es necesario ver por dónde empezamos por recuperar otros modelos, como los son el respeto, la voluntad, la ética, la civilidad, la diplomacia, características que junto con otros valores se han ido diluyendo. Nos queda fomentar en las generaciones actuales esos principios, si es queremos encontrar esa visión de un mundo mejor, donde se encuentra este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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