Estamos inmersos en la Semana Santa, celebración importante para los cristianos y para quienes profesamos la religión católica con las enseñanzas de Jesús de Nazaret. Curiosamente, esta celebración de la Pascua no tiene una fecha fija en el calendario, sino está estrechamente ligada a la astronomía, por lo que las fechas pueden oscilar entre el 22 de marzo y el 25 de abril cada año. La Semana Santa inicia con el Domingo de Ramos y posteriormente el Viernes y Sábado Santo que coinciden o se acercan mucho a la fase de luna llena. Esta sincronía con el ciclo lunar se remonta al año 325 d.C., fue en el Concilio de Nicea que se estableció que el Domingo de Resurrección debía celebrarse en coincidencia con el primer domingo, justo después de la primera luna llena posterior al equinoccio de primavera. Es decir, no depende del calendario solar, sino el lunar y ello explica por qué cada año cae en una fecha distinta.

Es muy significativo destacar la relación indisoluble entre la naturaleza y diversas religiones, el universo ha cautivado, inspirado e invitado a la humanidad a escudriñar entre sus ciclos y sus misterios, desde civilizaciones muy anteriores al tiempo de Cristo. Nuestra naturaleza humana lleva implícita la espiritualidad en la biología junto con el cuerpo y la mente, están estrechamente y y también relacionados con nuestro entorno y nuestro respectivo hábitat. El origen de profesar determinada religión depende en su mayoría de la cultura de la familia y la comunidad donde nacemos. Posteriormente vendrá con la madurez, cuando se consolide la decisión personal de cada cual, acorde a sus experiencias y convicciones.

En fin, en esta semana que para muchos es de descanso y para otros de profunda reflexión, comparto esta fotografía que tuve la oportunidad de tomar alguna mañana nublada en una visita al convento de la Santa Cruz, referente de la historía y lugar asentado sobre la loma del Sangremal, relacionada con el mito de la fundación de la ciudad. Ahí, una imagen de la arquitectura hacia el oriente, donde el sol parece asomarse con cierta humildad y jugando un papel en esta imagen para inspirar una interpretación entre la arquitectura, la naturaleza y la espiritualidad que compartimos este Jueves Santo, en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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