Cuando era apenas un niño y comencé a conocer algunas imágenes de animales que se encontraban en enciclopedias, revistas y libros especializados en el tema de naturaleza, por alguna razón sentía preferencia por dos especies en particular: los felinos y las aves. En los primeros, al paso del tiempo, las especies grandes han logrado tener un lugar importante para mí, y por haberlo encontrado más en la historia y cultura de nuestro continente, el jaguar es mi preferido, seguido del leopardo. En el enorme grupo de más de 9 mil 200 especies de aves, sin ninguna duda el águila calva es con mucho mi favorita, seguida del colibrí.

Tardé muchos años en ver un águila calva volar en absoluta libertad  y fue en Alaska, uno de los lugares donde habitan y en el que su peso y complexión destaca por encima de las demás zonas donde habita.. Durante el siglo pasado, desde 1918, se declararon las primeras leyes para el cuidado y protección, que no fue suficiente sino hasta 1967, año en que se declaró en peligro de extinción, y en 1972, que fue prohibido el uso de DDT, propició el inicio del proceso de recuperación hasta la fecha.

Es un ave que posee habilidades y capacidades muy valiosas tanto para el vuelo como para la caza de peces y animales vivos como su principal fuente de alimentación, a pesar de que también se alimenta de carroña y de hurtar lo que otras atrapan. Su personalidad es impresionante por la agudeza y dureza de su mirada, su pico, sus garras y por la combinación de plumaje negro en el cuerpo con plumaje blanco en la cabeza y la cola. No obstante, los ejemplares jóvenes están cubiertos de un plumaje blanco y café jaspeado que las hace ver diferentes aunque su tamaño ya es cercano a la fase adulta, pero sin esa belleza.

Son aves regularmente solitarias y sólo coinciden en grupos en los lugares donde abunda la comida y donde suelen dar funciones espectaculares desde que una ellas vuela para atrapar algún pez y otra se le acerca en pleno vuelo haciendo gala de piruetas para intentar que suelte la presa.

Suelen ser padres ejemplares y se piensa que conservan su pareja de por vida.  Son, al igual que el colibrí, una delicia para la fotografía. Quienes tienen la oportunidad de verlas en su nido, saben que se esmeran por cuidar sus crías en un ambiente donde la naturaleza suele ser sincera y cruda.

Acercarse y hacer contacto visual con esta ave es una experiencia formidable que inspira respeto ante el poco probable ataque de la misma, ya que prefiere alejarse del ser humano para mantener su libertad. Es un personaje que, no obstante mantenerse quieta y en aparente distracción, siempre está atenta al registro de cualquier movimiento para buscar hacer lo que mejor sabe hacer: atrapar presas. Pero su presencia siempre se destaca por encima de muchas otras.

Le debo al águila calva, esa enorme satisfacción de haber hecho realidad un sueño de niño y, como fotógrafo, disfrutarlo de nuevo cada vez que tengo la oportunidad de ver las imágenes.

Hoy día, veo en mis nietos esa misma ilusión de conocer los animales en la vida real, aunque ellos tienen la ventaja de estar con mucho, mejor informados de lo que estábamos en aquellos años con los medios que teníamos a mano, en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

@GerardoProal

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