Vaya ironía. Después de años de tirarse con todo en tribuna, la propuesta de reforma electoral de López Obrador podría ser la última esperanza de los partidos de oposición para sobrevivir dignamente en el Congreso.
Sí, esa misma propuesta que PRI, PAN y Movimiento Ciudadano tacharon de “peligro para la democracia” ahora podría ser su chaleco salvavidas.
La reforma electoral de AMLO, presentada cuando todavía era presidente, proponía que todas y todos los diputados, tanto federales como locales, fueran elegidos por representación proporcional.
Es decir, que los partidos tengan escaños en la Cámara según el porcentaje de votos que consigan. Así, si tienes el 10% de los votos, te llevas el 10% de los asientos. Sin trucos, sin “carro completo” y, sobre todo, sin ese monstruo de la “sobrerrepresentación” que tanto acusaron hace un año.
Para quienes no aman la aritmética política: hoy tenemos un sistema mixto. Por un lado, la mayoría relativa, donde quien gane el distrito se lleva todo, aunque haya sido por un voto. Así se definen 300 de los 500 escaños en San Lázaro.
El segundo lugar —y todos los que lo siguen— simplemente no cuentan. Y por el otro, los diputados plurinominales, asignados para compensar esa falta de representatividad. Pero la fórmula termina beneficiando a quien controle más distritos. Mantener el estado actual de cosas es el verdadero riesgo para los intereses de la oposición.
Ahora, la presidenta Claudia Sheinbaum quiere darle la vuelta: su plan es eliminar la representación proporcional y que algunos legisladores de oposición entren al Congreso como “primeros perdedores”, al estilo CDMX.
Así, quienes queden en segundo lugar podrían acceder a una curul. Así obliga a los partidos a hacer campaña en cada distrito y evitar que las élites partidistas se cuelen a la Cámara sin sudar la camiseta.
El problema es que este sistema tampoco garantiza que todas las voces sean escuchadas ni que el peso de cada partido sea fielmente reflejado. Básicamente, se pasa del “el ganador se lleva todo” al “el que casi gana, se lleva un poco… si le va bien”.
Aquí viene lo divertido. Los partidos de oposición podrían pasar de villanos a defensores de la representación proporcional, esa que tanto criticaron cuando la ofreció AMLO y denunciaban que estábamos al borde de la dictadura.
No es que se hayan vuelto demócratas de la noche a la mañana, es que la aritmética ya no les da. Con los números actuales, y si Morena sigue arrasando, la única manera de que el PAN, PRI y Movimiento Ciudadano no desaparezcan del mapa es que cada voto cuente igual, sin importar en qué distrito se emita.
¿La propuesta de AMLO tenía defectos? Claro, como cualquier otra propuesta. En lugar de discutirla, aplicaron la “moratoria constitucional” y la echaron por la borda, pero al menos reconocía que la pluralidad no debe ser un favor, sino un derecho.
Consultor, académico y periodista