Gabriel Morales

Las calles, el telar del tejido social

05/04/2024 |10:20

Cuando un hecho de extrema violencia —como un homicidio, violación o robo— sacude las conciencias de las autoridades y ciudadanos, con frecuencia escuchamos expresiones que llaman a reconstruir el tejido social.

Esta analogía textil se puede entender como una red de relaciones de solidaridad e intercambios constructivos entre quienes integran una comunidad.

Sin embargo, en los hechos —tal vez por omisión o desconocimiento— se emprenden obras y programas de gobierno que lejos de favorecer las relaciones, las rompen.

El trazo urbano es decididamente un factor que enhebra o deshilacha la cohesión de social.

Nuestro entorno citadino es mudo testigo de una acumulación de decisiones que durante décadas han ido rompiendo la capacidad de las calles para ser un “telar” social.

Las decisiones sobre la ciudad limitan, segregan y discriminan a las personas según su modalidad de transporte.

Los camellones en las autopistas urbanas de Querétaro —como Bernardo Quintana, la autopista México-Querétaro o el Anillo Vial Junípero Serra— convierten el espacio público en barreras impermeables para los peatones.

Aunque se han construido puentes peatonales, estos invariablemente implican mayor gasto de tiempo y esfuerzo para ejercer su derecho al libre tránsito.

Al respecto, la Liga Peatonal propone, en la Carta de los Derechos del Peatón, que los puentes peatonales deben estar equipados con elevadores para que el puente sea efectivamente un conector, no un disuasor de las relaciones.

Pareciera una paradoja: las autopistas conectan dos puntos lejanos, pero al mismo tiempo rompen las relaciones en los espacios cercanos.

Terminan por desnaturalizar el objetivo primigenio de las ciudades: ser un espacio para las personas.

Bajo esta evidencia, tanto en Querétaro como en el resto de las ciudades del mundo, resulta necesario recuperar los espacios públicos, hacer regeneraciones urbanas para dar menos espacios a los automóviles y más a las personas.

Una vez concluida la obra de 5 de Febrero, con las adecuaciones para los diversos modos de movilidad podremos apreciar si ese objetivo de humanizar la ciudad se logra con el proyecto.

¿Será una vialidad que reconstruya el tejido social o continuará su historia como barrera?