Opinión

¿Funciona el liderazgo participativo?

07/02/2014 |08:40Pepe Presno Ozaeta |
Redacción Querétaro
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Sin Corbata

Los líderes políticos, religiosos y empresariales del mundo son cientos de historias de individuos con diversos perfiles de liderazgo. No es lo mismo el perfil autocrático de Margaret Tatcher, Fidel Castro o Porfirio Díaz, que el liderazgo político de Barack Obama o Mijail Gorbachov, el carismático de Kennedy, Juan Pablo II o Eva Perón, incluso el liderazgo audaz de Cristóbal Colón, Henry Ford o Steve Jobs.

Sin embargo hay un perfil de liderazgo que a varios líderes con autoridad formal hace corto circuito por sentirlo desordenado, carente de toma de decisiones y hasta débil.  Estos tienden a escuchar a sus subalternos, consultan ideas y comparten con ellos la toma de decisiones. Delegan responsabilidades y presentan una fuerte vocación de servicio. Este liderazgo es el participativo.

Algunos ejemplos de líderes participativos son Gandhi, Teresa de Calcuta, Nelson Mandela y Martin Luther King. Ellos, a pesar de lo que algunos opinen, son seguros de sí mismos y aprovechan las capacidades de quienes le rodean al fomentar confianza y respeto en cada individuo.

Son personas abiertas y muestran un genuino interés por el crecimiento de los demás por lo que la gente se identifica rápidamente con ellos. Su principio es “yo estoy bien, tú estás bien”. Respecto de su equipo de trabajo, dan prioridad a las necesidades, valores y sentimientos de cada colaborador encauzando las relaciones y aportaciones del equipo.

Una herramienta básica de este tipo de liderazgo es la motivación. Esta genera colaboradores con mayor sentido de pertenencia, dispuestos a compartir objetivos trabajando en equipo y por tanto, mayor compromiso con los proyectos.

Al involucrar a su equipo y hacerlo corresponsable, éste asume un papel activo en la toma de decisiones permitiendo que el líder enfoque su energía en temas y acciones trascendentes, convirtiéndose fácilmente en un líder transformador.

La parte que hay que cuidar al seguir este patrón es que al dar esta libertad de expresión tan abierta, cualquier reunión pueden durar eternidades lo que provoca no llegar a conclusiones en tiempo y forma. Esto puede generar apatía en algunos integrantes al no ver resultados concretos o vivir con decisiones postergadas. Incluso puede haber conflictos internos por posiciones encontradas.

Desde mi óptica, este estilo de liderazgo bien manejado, es benéfico al ser incluyente y buscar la participación del equipo.

Hablando de la generación Millenial (dentro de poco tiempo mayoría en las filas laborales) es un hecho que no siguen a líderes autoritarios y autocráticos, mientras que el liderazgo participativo puede ofrecerles mayor interacción, respeto hacia sus ideas, fomentando involucramiento de su parte.

A partir del punto de vista funcional, al usar este formato de liderazgo es importante poner reglas claras para evitar confusión y falta de interés en los participantes. Esto permite al equipo llegar a decisiones con calidad al mismo tiempo que viven un ambiente laboral favorable. Por la parte humanista, considero que puede convertir el liderazgo más en un rol del equipo que en el puesto de una persona como tradicionalmente lo vivimos.

Es decir, al ser compartido, el puesto del líder no se vuelve permanente, sino que lo va ejerciendo el individuo con mayor conocimiento, experiencia o personalidad acorde al área por resolver.  Es trasladar el liderazgo de una posición de poder único a trabajar bajo el concepto “Ninguno de nosotros es más inteligente que todos nosotros”. ¿Qué opinas?

*Instructor vivencial y conferencista de vida.

Twitter: @pepepresno

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