A poco más de seis meses para las próximas elecciones federales, de nueve gubernaturas y un sin fin de municipios y asambleas locales, el escenario general en materia de seguridad es particularmente preocupante.

Se cerró el año más violento de la historia de México y en 2018 que apenas comienza, tan sólo en el pasado fin de semana se acumularon 40 homicidios dolosos. Ante el reto que este nivel de violencia representa, las actuales autoridades siguen reproduciendo acciones que replican la misma ausencia de resultados.

¿Se nos acabaron las ideas en materia de seguridad? Eso parece. Todo hace pensar que quien hoy gobierna busca patear el bote para descargar la responsabilidad en el nuevo gobierno y quienes aspiran a gobernar tampoco saben qué hacer.

Los diagnósticos son claros y comunes entre quienes nos dedicamos a analizar la seguridad: tenemos instituciones rebasadas, simulación en formación y fortalecimiento de competencias, falta de incentivos al respeto de la ley, gasto ineficiente, corrupción e impunidad, todo esto abona a un contexto social donde es más fácil ser delincuente que un ciudadano honesto y exitoso.

Los precandidatos presidenciales también han declarado coincidir con estos diagnósticos y han señalado que quieren atenderlos. No obstante, no nos han explicado cómo van a revertir una serie de fenómenos que han sido identificados abiertamente en la última década.

En el Observatorio Nacional Ciudadano pensamos que el primer paso debe ser contar con funcionarios técnicos, personas que actúan con base en planes de trabajo, perfiles profesionales, reglamentos y leyes, y no aquellos que atienden la conveniencia individual y política. Urge poner en marcha un servicio civil de carrera que sea efectivo.

Debemos dejar a un lado las propuestas que sabemos son inoperables y aquellas que prometen soluciones fáciles a problemas complejos en tiempos breves; la realidad es que pacificar el país nos llevará tiempo y requerirá de esfuerzo, sacrificio y recursos.

Sin embargo, la solución está precisamente en contar con procedimientos de trabajo claros. Debemos pasar de sólo decir sí a mejores salarios para policías, a educación de calidad, a desarrollo social, a explicar cómo piensan los candidatos cumplirlo.

Llevamos una década con los mismos discursos mientras seguimos muriendo a manos de una criminalidad desbordada y la ineficacia del Estado. Señores candidatos, recuerden que al llegar al poder su legado permitirá mejorar las condiciones de vida de la sociedad o por el contrario, tomará la vida de muchos mexicanos más.

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