El asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, registrado el pasado 1 de noviembre, evidencia el alto riesgo que representa hoy en día ser presidente municipal. Es un cargo de alto riesgo, debido a que los grupos delictivos o del crimen organizado han rebasado al Estado como ente monopólico en el uso de la violencia, tal como lo describió Max Weber en su obra El político y el científico.

El tema es de la mayor gravedad, lo cual se evidencia con los datos recabados por EL UNIVERSAL y publicados el pasado 6 de noviembre. El reporte dice que en los últimos 25 años han asesinado a 119 alcaldes, en funciones o electos. En promedio matan cada dos meses y medio a un funcionario de este nivel.

Con la cifra referida, se vuelve avasalladora la afirmación recurrente del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el sentido de que los grupos criminales son los que gobiernan México.

El reporte publicado por EL UNIVERSAL dice que Oaxaca es el estado en donde más asesinatos de alcaldes hay, con un total 24. Michoacán (20), Veracruz (13), Guerrero (12), Puebla (8), Durango (6) y Jalisco (5), son los otros estados en donde también hay un alto número de ediles asesinados.

La violencia, dice el reporte de este diario, también ataca de otras formas a los alcaldes, pues de 2018 a la actualidad 85 más han sido víctimas de atentados, amenazas, privación de la libertad y ataques.

Querétaro es uno de los estados en los cuales no se tienen reportadas agresiones, amenazas, secuestros u otro tipo en contra de presidentes municipales.

Tampoco hay asesinatos. Eso indica que en esta entidad se ha logrado contener este tipo de violencia que tiene preocupada a las autoridades y a la opinión pública, sobre todo por lo que pasó recientemente Uruapan.

Contener esta violencia no es sencillo, pero sobre todo ninguna autoridad puede asegurar que no se registrarán este tipo de crímenes, pero lo que si pueden hacer es generar las condiciones para que en la entidad no se enciendan los ánimos al calor del debate político.

El gobernador Mauricio Kuri González afirma que el estado mantiene un “ecosistema de seguridad” que permite vivir con tranquilidad: “No hay nada que nos diga que haya un riesgo para un alcalde, un diputado, un senador, un periodista, un empresario”.

El gobernador tiene razón en sus afirmaciones, pero también hay que enfatizar en que es muy importante eliminar cualquier semilla que genere violencia, pues uno de los ingredientes que la genera es el discurso violento de los distintos actores políticos que se da al calor del debate y de las campañas, mismo que después se transmite a sus seguidores, a los cuales, si no se les vacuna con mensajes de contención, las cosas tienden a desbordarse.

Por eso es importante, más allá de las diferencias y las descalificaciones que se dan entre los políticos y dirigentes partidistas, despertar la conciencia entre ellos y sus seguidores para evitar que actos violentos que hoy en día tienen a otros estados atados a esta problemática.

Aunque, en la jornada electoral de 2012, se tiene el antecedente de que llegaron a Querétaro brigadistas provenientes del Estado de México, que se identificaron como seguidores del PRI y golpearon a simpatizantes del PAN que se encontraban repartiendo propaganda.

Otro antecedente se dio en el pasado proceso electoral, ya que hubo actos nunca antes vistos, como fue la quema de paquetes en casillas. Esto es una llamada de atención para los actores políticos.

Estos son hechos que ayudan a identificar posibles focos rojos en la escena de la lucha por el poder político, pero que también sirven para que los actores de todos los partidos antepongan a Querétaro por encima de sus intereses y de sus ansias de triunfo para mantener la paz social.

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