Pareciera que en la actualidad el pertenecer a la clase política es un acto cuyo éxito depende de cuántas selfies te tomes, cuántos tianguis supuestamente recorras, cuánto dinero le inviertas a tu campaña o cuántas encuestas pagues para figurar en la opinión pública. La realidad es que todos estos aspectos y varios más que los hoy suspirantes a un cargo replican como si un manual lo sugiriera como acciones necesarias para tener éxito, no benefician a la población, solamente construye una imagen de supuesta empatía, sin que ésta se refleje en términos reales al ocupar una curúl o algún cargo en el servicio público.

Veo con tristeza y profunda decepción que estas estrategias ya están activadas en algunos personajes que se dicen “morenistas” por el solo hecho de haber comprado una guayabera guinda, un chaleco serigrafeado con su nombre y eslogan, o por posar en todas las publicaciones haciendo la señal de la 4T, replican notas relacionadas con el Presidente, se cuelgan de logros del actual gobierno como parte de su publicidad, aunque nada hayan aportado para dichas estadísticas, buscan desesperadamente un espacio al final de los eventos para lograr la ansiada fotografía con algún personaje de reconocido y así demostrar a sus “huestes” una supuesta “cercanía” que sólo existe en su cabeza.

Estos individuos que si bien pueden meterse en un bache lleno de agua o pagar por aparecer en encuestas de empresas de dudosa reputación y en medios comunicación que realizan entrevistas a modo, han decidido abandonar la dignidad a toda costa con tal de figurar entre los posibles candidatos del próximo año electoral; afortunadamente varios de nosotros los sabemos identificar y su publicidad no genera nada más que risas y náuseas, pero para ser honestos existe un sector amplio que no ubica a esta gente y puede caer en su engaño debido a las estrategias publicitarias que tienen como objetivo, reflejar pertenencia al partido movimiento. Ante esta situación el partido más importante de América Latina y su virtual candidata a la Presidencia de México tienen que poner filtros eficientes para que no se logren colar los desperdicios de otros partidos, figurines cínicos que hoy gritan a todo pulmón “¡Es un honor, estar con Obrador!”, pero sólo hace unos años aplaudían la guerra contra el narco de Calderón o las portadas en revistas gringas protagonizadas por Peña Nieto, al tiempo que se burlaban de un movimiento cuyo motor era la esperanza de transformar la vida pública de México y que no necesitaba grandes cantidades de dinero, ni publicaciones pagadas para permear en el ánimo popular y así ganar la preferencia del electorado.

Ya saben señores y señoras que creen que el color vino les va bien y que piensan que con eso ya son parte del movimiento obradorista, antes de suspirar por un cargo, hagan un comité de base, salgan a las calles a escuchar, pero sin un fotógrafo que haga malabares para encontrar su mejor ángulo, intenten conocer lo mínimo sobre este histórico movimiento que terminó con una “dictadura perfecta”. No soy iluso, el apetito carroñero de varios de estos personajes no obedece más que a sus vulgares ambiciones, por ello nos toca estar atentos y difundir quién es quién rumbo al 2024, no hay que dejar que la basura de la oposición encuentre suelo fértil en nuestro partido.

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