En el último tramo de su gobierno, López Obrador está cometiendo los peores atropellos, aquellos que valieron que durante tantos años señaláramos que su llegada al poder era un peligro para México. Esta vez pretende inaugurar la etapa más oscura de la educación en nuestro país, una donde el sistema educativo nacional se convierta en una herramienta para el adoctrinamiento de la sociedad para perpetuarse a sí mismo y a su movimiento en el poder.
Esto, que sólo ocurre en dictaduras como la de Corea del Norte, Venezuela o Cuba, está a punto de comenzar a ocurrir en México con la ideologización de la infancia mediante los libros de texto gratuitos. Sí, aquellos que durante tanto tiempo han permitido que todos los mexicanos accedamos de manera gratuita al derecho a la educación y tengamos un material con contenidos homologados, comprobados y apegados al rigor científico; ahora se van a convertir en viles panfletos de propaganda Morenista.
Por poner un ejemplo: en el caso de la educación básica desaparecieron por completo el libro de Matemáticas y lo sustituyeron por una tremenda ocurrencia, un libro que se llama “Nuestros Saberes”. El colmo de la ignominia es que en las pocas páginas que se dedican al conocimiento de las matemáticas existen errores imperdonables, como confundir un triángulo escaleno con un triángulo isósceles.
En medio de la era de mayor progreso científico de la humanidad, que requerirá de las futuras generaciones conocimientos científicos mucho más profundos y avanzados que los obtenidos por otras generaciones en el pasado, López Obrador quiere borrar la ciencia de un plumazo. “¿Para qué aprender matemáticas para dominar la inteligencia artificial y comprender las herramientas digitales? Lo que importa es que repitan como loros la mentira del fraude de 2006”, pensará el tirano tabasqueño.
Lo que está ocurriendo en la antesala del comienzo del nuevo ciclo escolar es muy grave y no tiene precedentes. La educación es tan importante que perder un solo año de educación de calidad puede traducirse en la pérdida de entre cinco y 10 años de capacidades para el desarrollo laboral y económico de la sociedad. La motivación es perversa: el Presidente quiere un país de mexicanos que no puedan valerse por sí mismos para volverlos dependientes de sus programas sociales.
Por ello la sociedad debe exigir el alto inmediato de la distribución de estos panfletos de propaganda. Los padres de familia deben reivindicar su derecho a educar a sus hijos y arrancar los contenidos nocivos de los libros de texto o de plano impedir que lleguen a los niños. No podemos permitir que AMLO y Morena envenenen al futuro de México adoctrinándolos con ideas perversas, comunismo trasnochado y culto a la personalidad del Presidente.
Es momento de exigir que cambie por completo el contenido del modelo educativo y que en lugar de difundir mentiras se capacite a niñas, niños y adolescentes para tener mejores oportunidades para desarrollarse y triunfar por sí mismos en un mundo cada vez más competitivo. Hay que defender a las futuras generaciones y garantizar su derecho a la educación, hasta donde tope.