Querétaro, nuestro estado es y ha sido cuna de artistas valiosos para la plástica, muchos inician desde los bachilleratos con esta técnica, otros tienen que dejar pasar el tiempo, inspirados en sus quehaceres y responsabilidades, hasta que terminan enamorándose del arte, la pincelada y el color.

La casa de Teresita huele a libros que ella misma ha escrito, cientos de ellos que la han acompañado desde su importante carrera como maestra rural y docente.

También huele a café, óleo y barniceta, en su caballete y desde la escuela que la acompaña desde hace cinco años, su Aleph, construye poco a poco lo que ella no alcanza a visualizar, su universo propio.

Teresita presenta a sus 76 años su primera exposición individual, bajo el cobijo de la Fundación Carol Rolland, a cargo de Susi Ocampo y el ing. Angel Llamas.

Nos presenta su trabajo de más de ocho años en la plástica, nos narra su historia a través de ella, se sienten sus manos llenando los lienzos de color y sabiduría.

Presenta su obra La Quinta dimensión, de la que me gustaría escribir el día de hoy.

Tere, en esta obra, manifiesta el amor por sus hijos y nietos, con cinco retratos al óleo, rodeando un árbol genealógico de mediano formato, ramificando su historia familiar y los antecedentes que la preceden.

Sus nuestros simbolizan no solo su camino sino sus pasos que va dejando con su ejemplo.

Sabedora de la importancia familiar y de sostener con amor y cuidado está institución, plasma en sus lienzos la importancia para ella.

Los invito a que visiten su exposición en la Fundación Carol Rolland y se internen en el universo amoroso de una pintora que tuvo que esperar años con su encuentro con el arte, acompañándola en el atardecer rosa bengala de su vida... como escribió Borges.

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