La depresión es uno de los trastornos más comunes en adolescentes y niños, se puede presentar aproximadamente a partir de los 12 años.
Alicia fue abandonada por su padre desde los 10 años, este abandono provocó como disparadores el alcoholismo de su madre mientras luchaba por salir adelante con tres hijos y una casa que mantener.
Siempre fue considerada como una hija difícil y creció con muchas dudas de su valor personal.
Desde los 13 años tuvo ideas de suicidio, poca autoestima y apatía por la vida.
Hasta que fue a terapia, se dio cuenta que había crecido con trastorno de depresión y ansiedad desde su infancia, descubrió todos los síntomas, a continuación describo algunos:
Autolesión: cortadas, rascar algún área hasta sangrar.
Irritabilidad: Impulsividad sin control, explosiones de ira.
Apatía: Cansancio, agotamiento, aislamiento, no desear contacto social ni con la familia ni con amigos.
Ideación suicidio: Causa de la segunda causa de muerte en adolescentes, aparición de pensamientos suicidas como “El mundo estaría mejor sin mí”, “ Si me muero nadie me extrañaría”, hasta incluso idear y desarrollar el método para lograrlo.
Bajo rendimiento escolar: No hay recursos psicológicos para afrontar las situaciones normales de la vida.
Alicia nunca supo que tenía depresión infantil por el abandono de su padre y ansiedad por los comportamientos del ambiente en el cual se desarrolló, su mente colapsó ante el miedo hacia el abandono y la inseguridad de no vivir con límites sanos y estructuras claras en el hogar.
Sin embargo, muchas veces la depresión en adolescentes no se gesta por el ambiente familiar, en muchos casos simplemente es una enfermedad biológica que no tiene una causa aparente.
El cerebro del adolescente es muy plástico, se presentan muchos cambios, el cerebro aún no está desarrollado y eso es una explicación de sus comportamientos y la forma de respuesta ante algunos retos, fáciles para un adulto y difícil para ellos.
Tendemos a compararnos con nuestros adolescentes buscando que tengan el mismo comportamiento hacia la vida que tuvimos nosotros, cuando debemos considerar que sus generaciones son distintas, la sobre información en redes sociales y en la tecnología en general rebasan en comprensión creándoles como primer principio la ansiedad.
¿Cómo podemos promover y ayudar a nuestros adolescentes?
La adolescencia es una etapa clave en la detección y tratamiento, estar atentos y recibir psicoeducación en lo que marca el comportamiento normal de un adolescente y discernir de un trastorno es elemental.
Comprender que el cerebro está cambiando: Esto nos ayuda a tener más templanza y comprensión con nuestro adolescente.
Entender que la familia es fundamental, cambia con él todo lo que pasa alrededor, siempre estar atentos a ayudar con experiencias saludables que lo ayuden a tener un impacto positivo.
Aceptar que nuestro niño por el momento ya no está ahí y que el adolescente llegó.
Tener una vida sana, indispensable cuidar el sueño, alimentación, deporte, hábitos culturales.
Gestionar las tecnologías: tenemos que ser capaces nosotros mismos de moderar el uso de las mismas a través de ese ejemplo ellos aprenden.
Negociar, escuchar, entender.
Buscar ayuda profesional cuando algo se esté saliendo de nuestras manos
La adolescencia es la etapa más difícil de la etapa humana, si algunos de estos síntomas los presenta tu hijo o algún familiar no dudes en buscar ayuda
profesional.
*Artista visual, escritora y terapeuta