En un artículo anterior comentamos sobre las precampañas adelantadas y veíamos un cambio generacional en la política, especialmente en los dos grandes partidos: el Revolucionario Institucional y Acción Nacional. En éste artículo comentaremos del tricolor, dejando al segundo para la siguiente colaboración.
En el PRI, era notorio que el gobernador José Calzada quería darle nuevos bríos al partido, aunque con muy poca suerte en la competencia electoral, como es el caso de Juan José Ruíz, Eric Gudiño, entre otros. La llegada al partido de Tonatiuh Salinas y de Braulio Guerra como presidente de la mesa directiva en el Congreso local reforzó la idea de dejar atrás a los políticos de antaño y darle un cambio generacional que les permitiera posesionarse en el escenario político.
Últimamente se refuerza la idea con el cambio en el sector del Movimiento Territorial, del viejo político Lugo Oñate por Francisco Pérez Rojas. Este, recientemente había juramentado como responsable de la Liga de Profesionistas Revolucionarios. El salto nos muestra que el gobernador quiere tener muchas cartas en la mesa para poder decidir.
A nivel de la gubernatura, en el PRI, Braulio Guerra ha levantado la mano y ha hecho los méritos y campaña para alcanzar la designación, y compite con un desangelado Tonatiuh Salinas, que ha demostrado que una cosa es estar en la burocracia con poco trabajo y lleno de reflectores y otra el partido, que exige darse baños de pueblo y trabajo permanente.
Por su parte, Roberto Loyola, actual presidente municipal, no cuaja como candidato ideal del tricolor, por más anuncios de sus obras, muchas de ellas cuestionadas como las remodelaciones de las plazas históricas y el asfaltado que no es asfaltado de calles importantes, que en aras de “reducir costos” se sacrifica la calidad, etcétera.
A Roberto Loyola le pesa mucho su identificación con Enrique Burgos y claro la hermandad con el ex gobernador Ignacio Loyola; sin embargo, lo que más le puede costar es su lejanía del partido, y el escaso interés que muestra en los eventos que este organiza.
Claro está que existen otros personajes del tricolor que han mostrado interés en competir como los es Jesús Rodríguez Hernández y el “Pollo” Torres Landa; sin embargo corresponden a los viejos escenarios de la política que no compatibiliza con el cambio generacional, y su “interés”, como ya es conocido, se orienta a la práctica de la famosa frase de la política: “Sí ladro algún hueso me toca”, que puede ser una diputación federal o local. .
Para la presidencia municipal en el PRI hay mucho juego por hacer. Se anota el mismo Braulio Guerra como una segunda opción de no ser candidato a la gubernatura; sin embargo también se encuentran Manuel Pozo que ha estado poco activo en la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol); lo mismo se hace presente Francisco Pérez, que por los últimos movimientos al interior del PRI, parece recibir la bendición de la casa de gobierno, o al menos se le impulsa a participar en la contienda interna.
Como se parecía en el ajedrez de la política queretana se mueven las piezas, algunas caen otras entran en un afán de tener control en la designación.
Claro en la política nada está escrito, y a lo largo de estos meses veremos desfilar nuevos candidatos en el tricolor, a fin de cuentas, si algo ha demostrado el gobernador, es que sabe jugar lo que más le gusta: el ajedrez de la política.
Maestro de la Facultad de Contaduría y Administración (UAQ)