“No son los eventos los que son indiferentes, somos nosotros los que no somos capaces de quitarles el hábito de ser indiferentes”. Emmanuel Mounier. (Grenoble, 1 de abril de 1905-Chatenay-Malabry, 22 de marzo de 1950). Filósofo francés, fundador del movimiento personalista y de la revista Espirit.
Hoy les doy nuevamente la bienvenida cordial a que nos podamos trasfundir de información que alimenta el pensar, el sentir y el actuar. Si yo le preguntara a alguien fuera del campo de la Filosofía ¿quién fue Emmanuel Mounier? tal vez no lo sabrían. Pero lo importante es precisamente que quienes me leen puedan comprender la trascendencia que nos brinda hoy por hoy, la filosofía de la cual él fue pionero y se le atribuye ser el fundador.
¿Por qué dedicar un espacio a ello el día de hoy? La respuesta se responderá casi sola. En estos momentos de la humanidad nadie queda exento de haber sido indiferente a los desafíos de mejora continua que nos brinda el cotidiano devenir. También tenemos sabido que para otras personas sería muy importante en su imaginación o anhelo más profundo el contar con una “varita mágica” que hiciera desaparecer todas las calamidades. Sin embargo, tenemos claro que ello no es posible. Lo que sí está dentro de nuestra facultades, es romper el marcado egoísmo y podría llamarle latrías personales que nos enfundan en una barrera de aislamiento y amargura, para mejor ir en búsqueda de imponer la moda del sonreír, de la amabilidad, de la empatía, y así y sólo así lograríamos un entorno más amable y motivador. Y esto que menciono no es soñar, por el contrario es tan realista como ver la realidad tal cual se presenta y optimizarla.
Y justo el personalismo aquí es donde actúa. Ahora bien a nivel teórico-práctico, hago ahora una síntesis para explicar los orígenes, esencia y practicidad de esta filosofía. El personalismo de Mounier no se puede explicar sin una metafísica de la persona. Recordemos que el término metafísico desde los grandes pensadores griegos, no se limita a otra cosa que no sea “la ciencia del ente en cuanto a ente”, entiéndase que el ente hace alusión al ser humano. Luego entonces, implica a los valores, la historia, el conocimiento y el ser. Además, estudia a la persona en escorzo, con ello se pretende estudiar la vocación como dimensión espiritual hacia lo universal.
Un punto también por demás hermoso e importante que nos aporta el personalismo es que la persona trasciende la individualidad, la consciencia y la personalidad, por lo tanto un personalista comprenderá cabalmente que persona y comunidad son contrarios completantes dentro de la dialéctica del amor: “existir es amar”.
Y en pleno siglo XXI, que muchos esperamos sea ético y de avanzada para dejar huellas memorables en la historia que nos tocó vivir, también contamos con un gran líder del personalismo, el Doctor en Filosofía, Carlos Díaz, máximo representante contemporáneo de los cimientos que Emmanuel Mounier nos legó. De ese exponente, puedo decir que su talento y conocimiento lo ha llevado a dictar conferencias por toda España allá en la “Madre Patria” y también en casi todos los países de América Latina. Como director de la revista católica Internacional Communio, puede iluminar a muchas personas con su sabiduría. Asimismo, Díaz, es fundador del Instituto Mounier, con presencia en España, México, Argentina y Paraguay.
Sus obras han sido traducidas al inglés, francés, portugués, alemán, rumano, polaco, turco, catalán, gallego y vasco.
Como conclusión final, primero debemos pulir nuestro intelecto leyendo al filósofo del siglo XXI, Carlos Díaz, aprehender (con h), y pasar a la acción que nos haga trascendentes en el amor y la inteligencia.
¿Ahora me comprenden mejor?... No pretendamos hablar de altruismo o trabajar en ello, si no lo acompañamos de la teoría de vanguardia y así profesionalizar nuestro cometido.
Agradezco su tiempo y cariño y los espero el próximo sábado. Me despido por hoy deseándoles lo mejor de lo mejor con mi frase preferida “¡Hasta siempre, me voy a ser feliz, haga usted lo propio!”.