Corría el 8 de octubre de 1997, cuando el entonces gobernador del estado de Querétaro, Ignacio Loyola Vera, quien tenía apenas ocho meses de haber llegado al poder, aceptó, “que la entidad era espacio considerado por los zares de la droga para establecerse o descansar”. En el colmo de su sátira o domestica refería: “Lo que Amado Carrillo tenía aquí eran casas de descanso; creo que las tenía aquí porque Querétaro es tranquilo y casi siempre los narcotraficantes toman las ciudades tranquilas para tener a sus familias o descansar”. Desde las declaraciones de Ignacio Loyola empezó a correr un mito que era vox pópuli: “Querétaro es una ciudad tranquila porque los narcos viven aquí”, y vaya en múltiples ocasiones se afirmaba que los gobiernos en turno tenían un “pacto secreto”, e incluso no faltaban los testigos, todo ello a raíz de las “famosas” declaraciones del entonces gobernador. Lo que sí es cierto, es que Querétaro, al igual que cualquier estado de la República mexicana, siempre ha estado en la mira del narcotráfico. En el 2009, la DEA (agencia norteamericana de combate a las drogas) daba a conocer que los cárteles del Pacífico, Juárez, Tijuana, Golfo, Beltrán Leyva y La Familia, en ese entonces, peleaban el control de los estados del centro por ser estratégico para la operación del narcotráfico. La respuesta del actual gobierno ha sido frontal, frente a lo que se especula que en Querétaro se práctica el principio fisiócrata de Laissez Faire: “Dejar hacer dejar pasar”. Ejemplo de esta lucha lo vemos cuando en el primer semestre de 2012 se decomisó 436 kilos de metanfetaminas; en febrero de 2014 se aseguraron en la comunidad La Noria, en el municipio de El Marqués, 159 kilos de Cristal; el 25 de marzo de 2014, desmantelaron un laboratorio de droga sintética en Huimilpan; iguales acciones se han realizado en Amealco y otros municipios. De lo anterior quedan claro dos cosas; a) somos un estado vulnerable, sin embargo la corrupción no ha doblado a las instituciones; b) la estrategia de combate al crimen organizado en Querétaro es parte de una estrategia nacional, con resultados mucho más satisfactorios que en otras partes del país. El oficio de hacer profecías El peligroso oficio de hacer profecías en economía nos lleva a recurrir siempre a estar empapados de historia económica y financiera con el fin de especular en posibles escenarios. Lo anterior nos remite a si somos capaces de comprender hacia dónde va la economía porque sabíamos por dónde había andado antes. El señor Carstens pronostica un crecimiento para fines del sexenio en 5% y resulta que coincide con lo que Paul Krugman había manifestado, en cuanto que las reformas estructurales verían sus resultados para 2017. Lo que sí llama la atención es que siga aferrado a la cifra de un crecimiento del PIB en 3.9% para éste año, cuando las condiciones resultan adversas y los pronósticos de otras instituciones económicas advierten que a lo mucho se podrá llegar a 2.8%. Sólo para recordar que en 2013 el señor Carstens pronosticó un crecimiento de 3.5 a 4 % del PIB, que a la postre resultó en 1.8%. Como se aprecia de brujo y profeta poco tiene, sin embargo se sigue tomando en serio sus profecías. El que a hierro mata, a hierro muere La muerte del narcotraficante “Quique Plancarte”, como resultado de un operativo llevado a cabo por la Marina, demuestra que el combate al crimen organizado es más de inteligencia que de fuerza. *Politólogo

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