Alrededor de 70% del agua que se consume en el país proviene del subsuelo. No obstante, el crecimiento poblacional y la construcción de grandes asentamientos han provocado una sobreexplotación del recurso en las últimas décadas, lo que se evidencia con la extracción de agua cada vez a mayor profundidad y la reducción de la recarga de los sistema  acuíferos. En la ciudad de Querétaro, a partir de la década de los 70, el agua comenzó a extraerse desde una profundidad de entre 60 m y 90 m y actualmente sobrepasa los 100 m de profundidad.

La disminución en la disponibilidad de agua en esta entidad, como en gran parte del territorio nacional obedece a la concentración de la población urbana sin una optimización y uso racional del agua. En ese sentido, resulta vital la investigación sistemática del agua subterránea que se está consumiendo para entender su movimiento e identificar de qué capa del subsuelo proviene, cuáles son sus características a esa profundidad y hacer una mejor estimación de la reserva hídrica con que se cuenta.

Cuando se extrae agua cerca de la superficie es relativamente sencillo simular cómo se mueve y calcular la reserva, utilizando modelos que asumen que es un sistema homogéneo. Sin embargo, conforme se profundiza la extracción de agua, la variación de las propiedades de las capas del subsuelo que la almacena, las fracturas y fallas geológicas provocan que los patrones de flujo de agua subterránea sean más complejos, por lo que requiere una mayor cantidad de información para hacer una simulación más cercana a las condiciones de extracción reales. Para llevar a cabo este tipo de análisis se necesitan modelos matemáticos obtenidos mediante datos confiables, por lo que es fundamental implementar un sistema de monitoreo del agua subterránea y superficial en el Valle de Querétaro.

En el Centro de Geociencias de la UNAM, Campus Juriquilla, desde 2002 se han llevado a cabo varios proyectos relacionados con la caracterización del acuífero, su monitoreo y la elaboración del modelo numérico. Este proyecto ha sido apoyado por distintas instituciones como el Concyteq, el Programa de Fondos Mixtos del Conacyt y recientemente la Conagua. Este tipo de estudios requiere de la colaboración de distintos especialistas, para la elaboración de este modelo trabajaron la doctora Dora Carreón en los aspectos de hidrogeología física, el doctor Mariano Cerca para los geológicos y estructurales, el doctor  Gilles Levresse en lo referente a hidrogeoquímica y calidad del agua y el doctor Jaime Carrera, quien se encargó de la construcción del modelo numérico.

Con este modelo numérico de la extracción de agua subterránea en el AVQ se pudieron identificar las zonas de recarga potencial, estudiar la variación de las tasas de extracción y realizar dos escenarios, uno con 40% de reducción en la tasa de extracción (62 Mm3/año), debido al aporte de agua superficial (Acueducto II), y otro con una reducción adicional de 1 Mm3/año. Con la primera reducción, en 8 años se podrían recuperar los niveles de agua que se tenían en 2010. Con el segundo escenario, en 30 años se podrían recuperar los niveles que se tenían en 1995.

Los resultados muestran la importancia de tener una base de datos confiable y de extender los límites de los modelos más allá de los límites administrativos del acuífero. Ante los nuevos retos de abastecimiento se requiere el monitoreo sistemático de los niveles de pozos, de la extracción y de la calidad del agua. Con esta información se podría continuar mejorando el modelo para que permita identificar con mayor detalle las zonas en se tiene que vedar la construcción y/o bombeo de pozos, para definir una tasa de extracción más racional e identificar posibles fuentes de contaminación, además de otros datos útiles en la toma de decisiones para una mejor gestión del agua subterránea en la Acuífero Valle de Querétaro.

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