Más allá de los discursos posicionadores de que este estado es uno de los primeros lugares en cuanto a calidad de vida, empleo, menor taza de violencia, desarrollo, bajo endeudamiento, etcétera, cae como bofetada a la actual administración la inclusión de San Juan del Río y Querétaro a la cartera de los hambreados que reconoce el actual y copetudo régimen.
El hambre no es un accidente de la naturaleza, es consecuencia del modelo social, económico y político. Va de la mano de la pobreza, por no decir de la injusticia. En nuestro país el incremento del número de personas que viven en situación de pobreza está relacionado con el crecimiento de la población que carece de acceso a la alimentación, la cual aumentó 4.2 millones entre 2008 y 2010, llegando alrededor de 28 millones, así como a la reducción del ingreso real de los hogares, sobre todo en áreas urbanas.
La población en situación de pobreza multidimensional, aquellos que presentan al menos una carencia social y no tienen un ingreso suficiente para satisfacer sus necesidades, ascendió en 2010 a 52 millones de personas (46.2%), lo cual significó un incremento de 3.2 millones de personas, respecto a 2005. El Coneval, instancia que presentó estas cifras, ha investigado y publicado varios trabajos que forman los indicadores base para la selección de los 400 municipios con hambre. Aquí la sorpresa se presentó al señalar como municipios con hambre a Querétaro y San Juan del Río. Obviamente hay más.
El maestro Joaquín Córdova ha señalado que las cifras de la pobreza muestran que Querétaro no es una ínsula paradisiaca en un país disfuncional, que aquí también hay pobres. Son las cifras que no aparecen en los informes de gobierno. De 2008 al 2010 el número de queretanos en pobreza extrema incrementó de 93 mil 400 a 125 mil 800; es decir, de 5.3 al 6.9%; los que se encuentran en “pobreza moderada” pasaron de ser 525 mil 400 a 634 mil 300 en tan sólo dos años. Confirmando lo anterior, el secretario de Planeación y Finanzas del gobierno estatal, Germán Giordano, informó que existen 197 mil personas que residen en los municipios de Querétaro y San Juan del Río que tienen carencias alimentarias. Los números absolutos muestran la urgencia de atención respecto a la carencia de alimentación.
Veamos las cifras del Coneval: Los municipios que concentraron el mayor número de personas en pobreza son: 1) Querétaro, 234 mil 523 personas; 2) San Juan del Río, 87 mil 369 personas; 3) El Marqués, 57 mil 338; 4) Amealco de Bonfil, 55 mil 183; 5) Cadereyta de Montes, 48 mil 455. En estos cinco municipios se concentra 63.5% de la población en pobreza. Los municipios con menor porcentaje de población en pobreza fueron: Corregidora (18.7%), Querétaro (29.5%), San Juan del Río (36.2%), Pedro Escobedo (47.7%) y El Marqués (51.1%).
Pero para repartir migajas no se cierra la llave, ya que la Secretaría de Desarrollo Social estableció que se irán incorporando otros municipios, según lo determine la Comisión Intersecretarial para la instrumentación de dicha cruzada. Los criterios bajo los que se seleccionaron estos municipios, son: incidencia de pobreza multidimensional extrema, número de personas en esta condición y con carencia de acceso a la alimentación.
El programa Soluciones ha promovido que está enfocado a proporcionar agua, luz y piso firme, tres de los indicadores de la situación de pobreza. Se cuenta también la educación y salud, dos de los pilares fundamentales para atender la vulnerabilidad de los queretanos. Así, vemos que existen un gran número de programas y acciones de desarrollo social estatal y federal, pero con gran dispersión y una potencial falta de coordinación.
El problema de la pobreza y el hambre es multidimensional y se debe atender desde diferentes ángulos, no sólo a través de las políticas top-down (de arriba hacia abajo), como lo consigna el Banco Mundial, que privilegian la estabilidad y el crecimiento económico, y que a corto y mediano plazo sólo benefician a unos cuantos. La otra fórmula es la aplicación de políticas que contemplen el poder de la gente, de abajo hacia arriba, promoviendo el desarrollo de todas las capacidades de los individuos, mejorando las relaciones económicas, sociales y políticas, que impacten en la distribución del ingreso y permitan una participación de los pobres en la búsqueda de mejores condiciones de vida. Esto requiere una crítica multidimensional del actual modelo de desarrollo, que sólo considera migajas y circo.
Consejero Electoral del IFE en Querétaro