Con el paso del tiempo he podido observar, no en su mayoría, pero sí en varios casos, que lo que parece una familia feliz, siempre esconde infelicidad en uno de los progenitores o en ambos. ¿Pero quién en realidad puede asegurar que una familia es perfectamente feliz?. Catalogamos a aquellas que siempre están juntos, que hacen compras dividiéndose en el supermercado, que bromean entre ellos y que participan de todas las actividades como un buen ejemplo para la sociedad,- Son una hermosa familia- dicen todos, cuando en realidad nadie sabe ni siquiera entre ellos lo que pasa dentro de ése mundo interno que pocas veces compartimos ni siquiera con los nuestros.

Creamos personajes, roles, papeles a los cuales nos queremos apegar a la perfección para ser “perfectos” en nuestro desempeño. Somos actores, como en casi todo lo que hacemos. No quiero ser con esto categórica e inflexible. Sin embargo, considero que sólo las personas que se dan cuenta de esto, son aquellas que dan un giro a su vida porque su personalidad y su esencia ya no pueden más, porque han actuado durante mucho tiempo dejando atrás su verdadero “yo”.

Tema complejo, porque por otro lado, no quiere decir que no se haya sido feliz durante ése período donde la actuación y el guión  parecían cómodos y adecuados para llevarlos a cabo, sin embargo las famosas “crisis” de la edad adulta para algunos son reveladoras.

Jugar a la buena esposa y buena madre es la mayor exigencia de todas, el padre ejemplar puede tener ciertos permisos para salirse del guión y una buena mujer siempre perdonará y aceptará esos pequeños desvíos. Los hijos crecen pensando que su madre es una y que la imagen del padre es inquebrantable. Pero al final no les mostramos nuestro verdadero ser, ocultamos nuestros miedos, nuestras aficiones, nuestros ideales porque nos hemos abandonado la juego de ser “la familia feliz” .

Quizá esto suene muy rudo y no aplique para todos, pero de que es la realidad de muchos, es verdad.

La psicología nos muestra en cada etapa de nuestra vida, el comportamiento que mostramos casi todos los seres humanos, sin embargo, lo que yo me cuestiono es si en realidad los estudios han sido observados bajo el comportamiento auténtico del ser humano y no del deber ser. Obviamente entiendo que nos hemos educado, de otra forma seríamos  todavía cavernícolas. No va por ahí mi introspección. A lo que me refiero es que cuando adoptamos o entramos en ciertos estilos de vida, como formar una familia, como ser hijas de familia, como ser una profesionista; tenemos que seguir las reglas del juego muchas veces dejando a un lado nuestra esencia. Abandonamos quienes somos por cumplir al pie de la letra con los comportamientos que nos rigen dentro de nuestro papel elegido.

Bueno, con lo anterior, llega un momento donde tu verdadero “yo” sale y no permite más continuar con el guión designado y de pronto pareciera que todo acaba, y ¡acaba mal! Se rompe la familia tal y como nos enseñaron que debía ser, renuncias al trabajo aunque tu ingreso fuera extraordinario y abandonas todo en lo que te convertiste para ser “tú”. Esto puede causar no una agradable sorpresa de los que te rodean, porque al parecer pudieras ser una lunática que deja lo más por lo menos, una rebelde inmadura que no sabe lo que hace a sus 40 años. Pero al final lo haces, revolucionas todo tu esquema de vida y eliges el buscar lo que eres en las actividades que quieres desempeñar sea en el amor, en la profesión o en el estilo de vida.

No podría asegurar que es una camino fácil, al contrario, ha sido un camino complicado,y empedrado. Primero descubrirte ante ti, y si tienes hijos, ante tus hijos tal cual eres. Una mujer con miedos, con ilusiones pero con una fortaleza para cumplir lo que se ha propuesto sin el cobijo de una pareja. El concepto de familia cambia y te das cuenta que se puede lograr una excelente relación sin resentimientos ni  pleitos.

¡Vas por lo tuyo!, regresas a tus orígenes para recordar quien eres.

Sin demeritar todas las experiencias bonitas que viviste y sentiste durante ésa época, estás decidida a retomar el amor tal cual lo conociste la primera vez porque ahí está y siempre ha estado.

Y ahora, aunque has caminado mucho dentro de tu proceso de cambio y has experimentado felicidad e infelicidad, encuentras la dirección y te muestras tal cual eres. Tu corazón es claro y cristalino igual que tu mente y deseas lo mejor y sólo lo mejor para ti y de esta manera sabes que para los tuyos llegará de la misma forma. Tus hijos conocerán a su madre de una forma auténtica y quien te ama sabrá que todo ha pasado y le entregarás a la mujer hecha.

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