Varios aspectos se introducen con el manejo de la Inteligencia Artificial (AI) que ponen en riesgo a la democracia en México: información falsa, responsabilidad dudosa, manipulación de la opinión pública e inestabilidad política.
Mediante diversos procesamientos esta nueva tecnología produce información, imágenes y videos, en pocos segundos y a bajo costo, dirigidos a derrumbar el prestigio de un líder político, la trayectoria de un periodista o, cualquier sujeto que cuestione a los grupos de poder.
La manipulación de las emociones a través de imágenes y narrativas que “corren como pólvora” en redes sociales y medios de comunicación tradicionales, con capacidad para incidir en la ciudadanía al momento de emitir su voto, configuran uno de los riesgos latentes puestos en marcha con la IA.
Imágenes ficticias que circulan en tiempo récord para denigrar a opositores, denostar a luchadores sociales, crear conversaciones y encuentros inexistentes dirigidos a dañar reputaciones que, mientras se desmienten, deterioran la autoridad moral de las personas.
Campañas con contenido falso, replicadas en “eco” por medios corporativos, acompañadas de imágenes generadas por IA, dispersadas masivamente a través de granjas de “bots” que colocan tendencias en redes sociales para influir en la opinión pública.
Desde hace varias semanas se puso en marcha una campaña de este tipo en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador. Primero, el periodista Jorge Ramos asistió a la conferencia matutina para acusarlo del fracaso de su estrategia de seguridad.
A los pocos días, fueron publicados de manera simultánea tres artículos periodísticos en medios extranjeros con información proporcionada por la DEA, de una investigación que fue cerrada en 2011 por falta de pruebas, sobre el supuesto financiamiento ilegal a la campaña de AMLO en 2006.
La semana pasada, el canal de Latinus, propiedad de Roberto Madrazo y conducido por el periodista Loret de Mola, difundió una entrevista en la que Celso Ortega Jiménez, líder del cartel de “Los Ardillos” –y hermano de Bernardo Ortega Jiménez, actual diputado local por el Distrito XXIV del Congreso del Estado de Guerrero por el PRD–, declara que Los Zetas dieron dinero a la campaña de López Obrador en 2006.
Estos hechos fueron acompañados del hashtag #NarcoPresidenteAMLO, que alcanzó más de 170 millones de vistas en redes sociales, generados por granjas de “bots” desde Holanda, Argentina y Estados Unidos.
La campaña de desprestigio creada en torno a la figura del actual presidente, dirigida a desmotivar a sus seguidores, quienes podrían decantarse en favor de Claudia Sheinbaum en las elecciones de 2024, candidata que representa la continuidad de la 4T, sólo es un ejemplo del modo de operación de la IA.
Descarrilar proyectos y candidatos; generar miedo e incertidumbre; controlar la agenda y la discusión en el espacio público para inclinar la balanza favoreciendo a un partido o candidato, son acciones que la IA produce con facilidad.
Frenar la manipulación política de quienes tienen acceso a la IA, constituye una de las batallas más difíciles de enfrentar en el proceso electoral de 2024 en México.