El “libertarismo” de Javier Milei es una doctrina política y económica de ultraderecha, basada en un método retórico dirigido a polarizar a la sociedad con el fin de movilizar a las masas contra el “sistema”, para distraer la atención y salvaguardar a la élite económica dominante responsable de la actual crisis que vive la Argentina y continuar la ola privatizadora.

Durante su campaña, Milei buscó avivar el rescoldo del odio y de los temores sociales para hacer de ello su medro. Mediante la construcción de una figura “enloquecida”, más bien atravesada por el cálculo de un modelo de racionalidad de mercado denominado “libertario”, encontró resonancia en una población harta de la opresión económica que la mantiene asfixiada desde hace décadas.

Un relato “libertario” que acusa al Estado de utilizar el cobro de impuestos como mecanismo de “robo o expropiación” de lo que obtienen empresarios y trabajadores producto de su esfuerzo productivo y laboral.

El modo de operación del libertarismo sólo tiene lugar en el terreno de la individualidad, la idea de lo colectivo es considerado un riesgo. Su base emblemática se sostiene a partir de la defensa de la propiedad privada, la economía de mercado y la acotación del Estado para impedir su intervención en los asuntos sociales y económicos.

Milei responsabiliza al Estado y su burocracia de la corrupción y la ineficiencia administrativa, ante lo que propone la reducción del aparato de gobierno.

Ante su triunfo como presidente electo de la Argentina, reiteró que sólo mantendrá los ministerios de Economía, Justicia, Seguridad, Defensa, Relaciones Exteriores, Infraestructura e Interior.

Afirma que procederá a eliminar los ministerios de Desarrollo Social, Salud, Educación, Trabajo, Empleo, Seguridad Social, Ambiente y Desarrollo Sostenibel, Ciencia-Tecnología e Innovación, Cultura, Desarrollo Territorial y Hábitat, Mujeres-Géneros y Diversidad, Obras Públicas, Transporte, Turismo y Deportes. A lo que añade la desaparición del Banco Central y la eventual dolarización de la economía argentina.

Milei irrumpe como una supuesta figura solitaria que llega para enfrentar a las élites corruptas y políticos tradicionales, cuando en realidad representa la agenda de los grandes grupos económicos, como lo muestra su decisión política de visitar los Estados Unidos e Israel como primera acción de gobierno.

El autodenominado “libertario” Javier Milei será de utilidad para llevar a cabo la batalla cultural impulsada por la derecha global dirigida a frenar el avance de gobiernos progresistas en América Latina.

Mientras tanto, se avecinan tiempos difíciles para los argentinos. El primer discurso del presidente electo estuvo marcado por tintes polarizantes. Además de sostener que será implacable con los que se resistan y prometer cambios drásticos, “dejando una sensación en el aire muy difícil de procesar”, según declaración de Diego Reynoso, investigador independiente del Conicet y profesor principal de la Cátedra de la Universidad de San Andrés, quien mejor acertó en la medición de encuestas a favor de Javier Milei.

Doctorada en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM y Posdoctorada por la Universidad de Yale

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