Puntos de vista divergentes se han manifestado con respecto a la Ley General en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación (LGHCTI), aprobada el pasado 26 y 29 de abril en la Cámara de Diputados y el pleno del Senado de la República, respectivamente.
Declaraciones de quienes advierten sobre la desaparición del Conacyt y el inminente retroceso en el desarrollo de la investigación científica nacional, se contraponen a otras voces que celebran desde ahora el fin de los privilegios de la élite académica y la apertura de la política científica a las humanidades y las artes.
Antes de desplegar descalificaciones o elogios a la LGHCTI, es importante conocer el contenido de la ley.
Las humanidades que antes estaban excluidas se incorporan como parte de la formulación, ejecución y evaluación de las políticas públicas en la materia. Con la integración de las humanidades, el Conacyt se convierte en el nuevo Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt). No desaparece ni se extingue, sino que suma cambios sustantivos que refuerzan su función como organismo público descentralizado y fortalece su calidad de entidad especializada, responsable de la política nacional.
Con la Ley General se vigoriza a los 26 Centros Públicos de Investigación (CPI), distribuidos en el territorio nacional, al garantizar la libertad de cátedra, investigación y expresión, y promover el incremento del financiamiento público de manera progresiva y sin regresiones para favorecer el desarrollo de la ciencia básica, de frontera y aplicada.
La nueva LGHCTI mandata becas universales a estudiantes de posgrados públicos de investigación, incluyendo a quienes estudian en instituciones privadas. En el caso de estas últimas, el apoyo se propone en colaboración con el Conahcyt.
El Programa de Becas Nacionales de Posgrado parte de una dinámica de confianza y ciudadanización hacia las y los jóvenes interesados en acceder a programas de posgrado.
Lo anterior se traduce en un nuevo mecanismo de postulación directa de becas. Con este criterio se busca asegurar que quienes son admitidos en posgrados tengan las mismas oportunidades de acceder a una beca Conahcyt. Y, así, eliminar potenciales “mercados de favores y becas”.
La nueva estrategia de becas incluye las disciplinas artísticas y creativas. De igual modo, en el caso de los 26 Centros Públicos de Investigación coordinados por el Conahcyt, la asignación estará dirigida a quienes sean aceptados y cursen estudios de licenciatura, maestría y doctorado.
El dictamen de la LGHCTI contiene más de 250 cambios que nutren la iniciativa original fundada en el derecho humano a la ciencia y que expresamente reivindica a las humanidades.
Negar que se trata de una reforma que incorpora criterios de universalidad y propone mejoras para modificar décadas de hegemonía meritocrática y productivista en el ámbito de la investigación científica y humanística, resulta una necedad, o bien, responde a la defensa de privilegios.
Sin embargo, la aprobación de la integración de las secretarías de la Defensa Nacional y Marina a la Junta de Gobierno del Conahcyt, es inadmisible.
Doctorada en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM y Posdoctorada por la Universidad de Yale