Concepción Delgado Parra

Claudia Sheinbaum frente a la batalla cultural

Personajes de ultraderecha se presentan como “rebeldes”

El sábado pasado, cientos de miles de personas se congregaron en el Zócalo capitalino para conmemorar los siete años del movimiento de la 4T y expresar su apoyo a Claudia Sheinbaum. Durante su discurso, la presidenta ofreció una respuesta clara y firme a quienes se oponen a su gobierno, tanto a nivel nacional como internacional. Con determinación asumió una postura explícita sobre el significado de los valores de patria y libertad que la ultraderecha reduce a la libertad de mercado.

Hoy vivimos una disputa constante por el sentido de las palabras. Comprometerse con su contenido implica tomar una postura para preservar la posición política desde la que se defiende un proyecto.

La presidenta Claudia Sheinbaum reiteró su crítica a la ultraderecha señalando que intenta apropiarse del sentido de los términos de patria y libertad: “Una mentira más, que los conceptos de patria y libertad son del conservadurismo. Falso, ellos defienden solamente la libertad de mercado”.

En los últimos tiempos, el término “batalla cultural” ocupa un lugar central en los discursos políticos, medios de comunicación y redes sociales a nivel global.

Aunque en su origen se trata de un concepto desarrollado por el marxista italiano Antonio Gramsci, mediante el que describe la lucha por la “hegemonía cultural”, referida al control de las ideas, valores y el sentido común de la sociedad. Una batalla que se desarrolla a través de la cultura para influir en la visión del mundo, utilizando ámbitos como la educación, los medios de comunicación y el arte para desafiar el poder de la clase dominante.

De manera paradójica, la ultraderecha ha adoptado este concepto para describir su lucha contra lo que denominan una “hegemonía progre” o “dictadura progre”. Al distorsionar el sentido original del término, construyen una narrativa que les permite defender “valores tradicionales”, tales como la familia, la patria y la libertad, los cuales consideran amenazados en el contexto actual.

Sin embargo, la estrategia utilizada por los conservadores no es una defensa genuina, sino una poderosa ofensiva ideológica para mantener el control sobre los significados que estructuran una sociedad que justifica la desigualdad y la injusticia.

Personajes de ultraderecha se presentan como “rebeldes”, cuando en realidad sustentan el poder económico y político. Asumiéndose como víctimas de una élite cultural progresista dominante.

Emplean términos cargados de connotaciones emocionales y utilizan significantes como “libertad”, “adoctrinamiento”, “ideología de género” de manera flexible, impregnándolos de miedo, indignación o nostalgia. En este marco, la “libertad” puede ser interpretada como libertad de mercado o libertad para no pagar impuestos.

Ante este desafío, el gobierno encabezado por Claudia Sheinbaum requiere una estrategia de comunicación enfocada a enfrentar la batalla cultural, actualmente dominada por los medios masivos y las redes sociales. No basta con la crítica y la denuncia de hechos; es fundamental disputar el sentido y reconocer que la política también implica una lucha por los significados que estructuran la vida social.

Doctorada en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM y Posdoctorada por la Universidad de Yale

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