La agresión de Alejandro “Alito” Moreno, presidente del Partido Revolucionario Institucional, al senador morenista Gerardo Fernández Noroña, quien fungiera como presidente de la mesa directiva del Senado hasta la semana pasada, y las declaraciones de la senadora panista Lilly Téllez, solicitando apoyo de Estados Unidos para combatir los cárteles en México, forman parte de una estrategia de la oposición orientada a generar la percepción de desestabilización política para justificar la intervención externa.
El 27 de agosto pasado, Alejandro Moreno agredió físicamente a Gerardo Fernández Noroña en el Salón de Sesiones del Senado alegando que no se le había dado la palabra, mientras se cantaba el Himno Nacional. En un acto “porril”, secundado por el senador Pablo Angulo y los diputados Carlos Gutiérrez Mancilla y Eruviel Lorenzo Alonso, empujaron y golpearon al senador morenista y al camarógrafo Emiliano González, a quien patearon en el piso causándole lesiones que requirieron atención médica.
“Alito” Moreno justificó su acción aduciendo que Fernández Noroña había cerrado la sesión de manera abrupta impidiéndole defender a la senadora Lilly Téllez, quien previamente había sido cuestionada por la bancada morenista por sus declaraciones en Fox News, donde solicitó a través de este medio extranjero la intervención de Estados Unidos en México, petición apoyada por el PRI y el PAN.
En entrevista con Fox News, Lilly Téllez, senadora del PAN, declaró que México es un “narcoestado” y solicitó abiertamente el apoyo del gobierno estadounidense para combatir a los cárteles de la droga. Aunque, poco después, matizó su postura, ante la acusación de “traición a la patria”, señalando que “únicamente solicitó ayuda, no intervención”.
La agresión de “Alito” Moreno y las declaraciones de Lilly Téllez surgen en un momento complicado de la relación México-Estados Unidos. Aparecen de forma coordinada creando una narrativa de caos e ingobernabilidad en México. El PRIAN utiliza estos incidentes para polarizar el debate político y presentarse como alternativa al oficialismo. Intentan internacionalizar el conflicto, buscando que Donald Trump ejerza presión sobre el gobierno de Claudia Sheinbaum, mediante sanciones o a través de una intervención militar directa.
Los acontecimientos desarrollados en los últimos días reflejan la intensa polarización política en México y el control narrativo para influir en las elecciones intermedias de 2027. Presionar al gobierno mexicano a partir de la percepción de desestabilización en el país, supone una forma de operación dirigida a debilitar la popularidad que tiene el gobierno de Claudia Sheinbaum. Sin embargo, todo parece indicar que la estrategia de la oposición consigue una reacción contraria. La población rechaza este discurso y, frente al golpeteo de la oposición, el morenismo rearticula fuerzas que parecían fragmentarse.
Morena utiliza estos incidentes para fortalecer la unidad interna y desacreditar a la oposición, presentándola como violenta y antipatriota. Paradoja de la paradoja, acciones que pretendían desdibujar al oficialismo, consiguieron lo contrario.
Doctorada en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM y Posdoctorada por la Universidad de Yale