A mediados del mes pasado, el presidente de Estados Unidos anunció que su gobierno había atacado y hundido, en aguas internacionales, a un navío que traficaba sustancias ilícitas. El sábado pasado se anunció otro ataque que destruyó una embarcación. No se ha publicado información que vincule a las embarcaciones o su tripulación con redes de narcotráfico. Sin embargo, la administración lo calificó como un logro.
Algunas organizaciones, como Human Rights Watch, han denunciado estos ataques como ejecuciones extrajudiciales señalando que no existen bases legales para llevarlos a cabo.
Hasta ahora, los ataques se han concentrado en embarcaciones venezolanas, pero queda abierta la posibilidad de que naves de otros países sean atacadas, e incluso que justifique incursiones o ataques en otros países.
No sabemos aún cómo será esta nueva “guerra”, pero en México ya vivimos las consecuencias de la guerra contra las drogas con Felipe Calderón. Quizás veamos ahora, en mayor escala, algo similar: los falsos positivos, la violencia estatal desbordada, el negocio ilícito que se extiende a otros rubros, y las organizaciones que se arman para cooptar o desafiar al Estado.
Doctora en derecho.
@cataperezcorrea