Cuando Emilio Lozoya empezó a colaborar con la FGR hizo muchísimas afirmaciones que parecían prometedoras. El 11 de agosto de 2020, a las 10:10 horas, en la oficina de Alejandro Gertz Manero fue recibido un documento proveniente del exdirector de Pemex. Ahí, en ese documento que tiene el sello de recibido de la “OFICINA DEL C. FISCAL GENERAL DE LA REPÚBLICA”, Lozoya afirmó cosas como estas:
-Que el de Peña Nieto se trataba de un grupo muy corrupto que cobraba comisiones (fees) por obras públicas. Como ejemplo pone a Juan Armando Hinojosa, del Grupo Higa, el célebre caballero de la Casa Blanca de Peña Nieto, quien se “dedicó a intermediar entre empresas de construcción, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y Pemex”. Hinojosa, según Lozoya, recibía, en calidad de comisiones, entre el 2% y el 5% “del costo total de las obras”. Y parte de ese dinero Hinojosa se lo pasaba… al Presidente. De acuerdo al caballero, en una ocasión, durante una reunión en su oficina que sostuvo con Hinojosa, el señor de la Casa Blanca, éste le dijo que el Presidente “lo había instruido” para hacer negocios en Pemex para que “él y Peña Nieto tuvieran liquidez”.

¿Para qué necesitaba tanto cash el Presidente? Hinojosa le dijo a Lozoya que Peña Nieto requería “sumas cuantiosas” porque estaba construyendo… “una Egoteca”. Una egoteca (...)   ¿Qué era el tal “museo”? Según Lozoya, una casa-museo que se construiría en el Estado de México bajo supervisión de Roberto Padilla Domínguez, Secretario Técnico del gabinete de Peña Nieto, para cuando el mandatario concluyera su mandato. O sea, otra casota blanca que supuestamente a finales de 2015 ya había terminado de construir Grupo Higa.

En otra ocasión, un 1 de junio, durante el festejo en Veracruz del Día de la Marina, el entonces gobernador Javier Duarte se le acercó al Presidente en las escalinatas del avión presidencial y le entregó una carpeta. Al subir al avión Peña Nieto les dijo a Lozoya y otros acompañantes: “Miren lo que me regaló el gober”. En la carpeta estaban las fotos de un Ferrari (...) A un lado estaban las llaves del vehículo. Peña Nieto le entregó la carpeta a un asistente .

Días después, cuenta Lozoya, “comentando este tema con Antero Rodarte, me comentó que el Ferrari ya se encontraba en la bodega del Museo”.

Nada más de entrada, ¿dónde están las pruebas de todo esto, un año y casi tres meses después? Lozoya debe explicaciones a la FGR, pero la Fiscalía y la Presidencia deben explicaciones a los ciudadanos. ¿O todo fue una gran comedia de muñecos, una simulación de un corrupto confeso que resultó un gran mitómano? Si así fue, ¿no sabían nada en Presidencia y en la FGR de estas mentirotas? ¿O sabían y estimularon el circo?

Pregunto…

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