Por décadas el petróleo y derivados de este como la gasolina han sido considerados como una fuente determinante de energía en todo el mundo. Caso concreto la dependencia entre los automóviles y los camiones de transporte tanto de personas como de mercancía con los motores impulsados con gasolina. Qué sería este mundo sin la gasolina parece ser una pregunta que preocupa aunque para algunos gobiernos el reto es descubrir e incentivar alternativas.
El automóvil propulsado por un motor de consumo de gasolina fue sin duda uno de los puntos de quiebre en positivo que cambio las dinámicas de cómo se mueven hoy las personas y las mercancías, pero ahora que el mundo, sus calles y carreteras, se ha plagado literalmente de coches los retos han cambiado y algunas de las antes consideradas como bendiciones están convirtiéndose en maldiciones.
El crecimiento económico en México está altamente ligado con el uso intensivo del transporte motorizado, particularmente terrestre, en un país que en principio parecería tener elementos naturales para soportar la demanda que esa circunstancia genera en relación a la disponibilidad y buen precio de gasolina y diesel. El problema es que hoy México no es autosuficiente en términos de los derivados del petróleo como la gasolina.
Al margen de lo económico, existe otro tema quizá igual o más importante que es cuál es el costo oculto producto del crecimiento de la economía y su liga de este con la contaminación ocasionada por el transporte terrestre motorizado. El daño causado en el medio ambiente y la ecología por emisiones contaminantes está minando la salud y el entorno ambiental de millones de mexicanos.
En resumen, el hecho de que nuestro país sea un importador de gasolina, que los precios al consumidor final sean más caros que el promedio internacional independientemente de la baja internacional de precios del petróleo y que nuestro medio ambiente y la ecología de en México esté siendo afectada por las emisiones de gases de efecto invernadero provocada principalmente por los automóviles y camiones, ha dado pie a comprometernos a nivel internacional con metas para mitigar el cambio climático consistentes en reducir para el año 2050 en 50% las emisiones de gases de efecto invernadero. La pregunta ahora es ¿cómo?
En principio las políticas de movilidad no motorizada son una buena respuesta, mismas que pueden marcar una transición hacia un transporte sustentable no motorizado en la comunicación dentro de las ciudades. Sin embargo los coches no se irán y una política fundamental será impulsar el uso de transportes con mayor eficiencia energética y menores daños al medio ambiente, como lo pueden ser los casi desconocidos y poco comunes carros eléctricos o híbridos.
Aquí algunos detalles sobre este tipo de vehículos y sus ventajas:
Sería extraordinario que en el corto plazo se contaran con más autos eléctricos circulando por las calles de México, que se incrementaran los incentivos y los gobiernos se empeñaran en establecer políticas para instalar infraestructura de carga de electricidad. Resulta bueno para nuestro medio ambiente y le caería bien a nuestra cartera.