Carlos Velázquez

Esperanza y fe

17/09/2021 |06:04Carlos Velázquez |
Redacción Querétaro
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Para los próximos 3 años el papel que jugará la oposición partidista en Querétaro será testimonial, tanto en el caso de la segunda fuerza política como de manera más acentuada en el caso del PRI. Dicho partido se encuentra en ciernes de la renovación de su dirigencia estatal, dado que los titulares de la presidencia y secretaría general se abocarán a la labor legislativa, motivo por el cual dichas posiciones quedarán vacantes y deberán ser sometidas al procedimiento estatutario de renovación.

En la víspera algunos actores políticos de ese partido manifestaron expresamente su deseo de participar en el proceso de renovación, tal como el ex candidato a edil capitalino Francisco Pérez o la excandidata a diputada federal Rosa Martha Pacheco, ambos sin el mayor eco, y no por falta de aceptación de lo poco que queda de militancia del PRI en Querétaro, sino porque es sabido que la práctica de la designación en ese instituto es ley, nunca la excepción.

En columnas de opinión también han relucido otros nombres de posibles aspirantes, todos pasando sin pena ni gloria, a excepción del nombre de Abigail Arredondo, ex candidata a la gubernatura y cuya participación reciente, debiese valerle al menos ciertos apoyos a lo largo del territorio estatal, dado que fue el perfil que mayor exposición tuvo en el último año, al tiempo que, pese a los magros resultados electorales, cerca de 100 mil votos en las urnas la avalan.

El PRI Querétaro está sumamente disminuido, y en el fondo la importancia de apoderarse de la dirigencia estatal, radica en que a falta de cualquier liderazgo con representación, la presidencia del comité directivo estatal se convierte en una plataforma natural de búsqueda de la fórmula para el Senado de la República dentro de 3 años —y con las reglas actuales— frente a un Morena igual de disminuido, con un trabajo mediano no es imposible disputarle la primera minoría; falta mucho tiempo, pero de ese tamaño es la relevancia de dicha figura para los priistas.

Por primera vez en la historia política queretana, el PRI no tiene ninguna posición de representación federal, y sus 3 diputaciones locales más sus 2 presidencias municipales son un indicador de franca extinción que debe prender focos rojos a nivel nacional. Más allá de cualquier pronóstico anticipado de resultados electorales, lo sustancial sigue siendo el talón de Aquiles del PRI, pues no tiene oferta política, y sus cuadros locales erran el tiro hacia el gobierno federal cuando la viga la tienen y tendrán con un gobierno panista. El PRI en palabras de Lorenzo Meyer, “es un partido con mentalidad, pero sin ideología”, hoy necesita más de ésta última, al final del día el ejercicio político es la venta de esperanza y fe.

Twitter: @carlosfcps / Facebook: Carlos Velázquez

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