El transporte público colectivo es la “madre” de las promesas incumplidas en Querétaro por los diferentes gobernadores y en su momento candidatos al Ejecutivo estatal, incluido Francisco Domínguez Servién en la campaña electoral de 2015.
Ni con discursos de “modernización”, tampoco con cambio en colores del logotipo (de rojo a azul), en nombre (RedQ a Qrobús), ni con “ejes estructurantes” en vialidades, el gobierno estatal ha podido con la problemática cotidiana.Tampoco ha mostrado capacidad de apaciguar la molestia y la inconformidad de miles de usuarios del transporte público.
La tarifa del transporte público colectivo en la zona metropolitana aumentó 69% a partir del triunfo de Domínguez Servién en junio de 2015. Pasó de $6.50 a $11 gracias a dos incrementos: el primero cuando fue gobernador electo (antes del 1 de octubre de 2015) y un segundo aumento en diciembre de 2018, en el que el costo por pasaje se elevó de $8.50 a 11 pesos.
La calidad en el servicio público no mejoró. Menos, la frecuencia con las que pasan unidades, a pesar de múltiples quejas de usuarios, o las evidencias de aglomeraciones en las paradas en zona metropolitana.
Además, tampoco han dotado las condiciones de seguridad en los trayectos ni al interior de las unidades. Los robos con violencia a choferes y la falta de mantenimiento de las unidades han sido visibilizadas en, al menos, 11 momentos desde noviembre de 2019, que incluso han causado pérdida de vidas humanas.
Empecemos por la falta de mantenimiento en las unidades (omisión de gobierno estatal, los concesionarios… o ambos) que han provocado accidentes: el 17 de abril de 2021, una unidad de la ruta 28 se quedó sin frenos en avenida Belén y provocó la muerte de una mujer, después de que impactó a 4 vehículos.
Segunda muestra: en julio de 2020, un camión de la ruta 76 se quedó sin frenos también en avenida Belén y chocó contra la fachada de una vivienda, lo que causó daños al patrimonio de ciudadanos.
Los pendientes no se reducen solo a fallas en frenos. La negligencia ha provocado que rutas se incendien mientras van en circulación en las calles de la ciudad.
Dos muestras: en abril de 2020, una unidad que transitaba por el circuito Cerro del Tambor presentó falla mecánica y se incendió. Cinco meses antes, otra unidad tuvo falla eléctrica y se incendió en Cerro del Sombrerete. No han sido “casos aislados”.
Vamos al problema de la inseguridad pública en el transporte. El Centro Universitario de Periodismo de Investigación (CUPI) ya había demostrado, con base en cifras oficiales, que el robo con violencia a transporte público colectivo aumentó 177% en 2020 con relación a 2019, en el periodo que corresponde de enero a agosto.
En información publicada el día del quinto informe de gobierno de Domínguez Servién, el CUPI mostró que los 125 robos con violencia de 2020 superaban los 45 registrados en 2019, en el mismo periodo. El robo a transporte público también había incrementado en 144%, al pasar de 102 delitos a 249, pese a contexto de pandemia.
A finales de abril de 2021, portales web consignaron al menos 7 robos a choferes en solamente 4 días, lo mismo en primer cuadro de la capital que en Pirineos (norte), colonia Presidentes (sur) o el municipio de Corregidora.
Covid-19 en usuarios y olvido de peatones, oootros pendientes: De acuerdo con una nota publicada por Cecilia García, los usuarios y los peatones también han padecido el olvido.
El usuario Alexis Rodríguez se contagió del virus SARS-CoV-2 en diciembre de 2020, “a raíz de usar el transporte público” en Querétaro. Pese a cuidarse, la falta de rutas y la cantidad de personas en su interior provocaron que se contagiara, ya que diariamente debe tomar dos rutas diferentes.
En el mar de lágrimas y decepción que ha sido la campaña a la gubernatura, “ninguna propuesta” del debate “tomó en cuenta al peatón” y solo un candidato dio una propuesta para mejorar la movilidad de ciclistas, consignó la joven en el blog “tenabari”.
Periodista y profesor de la UAQ