Las expresiones “se rifaron” o “rifados (as)” en el habla coloquial de México pueden significar alusión al mérito y el esfuerzo de seres humanos o actores sociales, para lograr un objetivo o acción concreta.
Durante la pandemia causada por Covid-19, el personal médico y de salud pública del país han realizado una labor titánica con valentía, dedicación y un esfuerzo que como sociedad no hemos sabido ni querido retribuir y corresponder.
Pese a las carencias y limitaciones, la facilidad de contagio del virus SARS Cov-2 y otros factores sociodemográficos que han complicado el panorama nacional, el personal médico se ha “rifado”, como decimos en términos coloquiales.
Además del personal médico que labora diariamente en hospitales considero también oportuno reconocer a las y los funcionarios públicos y especialistas que han informado temáticas sobre salud pública, no solo sobre coronavirus, en las 201 conferencias de prensa vespertinas de Palacio Nacional hasta el viernes 18 de septiembre.
Entre las distintas opiniones en medios de comunicación y redes sociodigitales, me parece que como sociedad todavía no entendemos la complejidad de la problemática médica que afrontamos, entre todo el vendaval y la cantidad de “aplausos” o críticas sobre el desempeño de las autoridades sanitarias en el país.
Sirva este escrito para tratar de reconocer el mérito de quienes directamente han intervenido para buscar que la pandemia cause el menor daño posible a la población.
Amnistía Internacional (AI) puntualizó que hasta el 2 de septiembre, en México habían fallecido mil 320 trabajadores de la salud. Cada una y cada uno brindó su esfuerzo, conocimiento y atención hasta el último minuto de vida. Sin embargo, pese a esta cifra de fallecimientos y las condiciones que tienen para brindar atención y luchar contra el virus, como sociedad continuamos sin tomar decisiones que disminuyan los contagios o de cuidado colectivo frente al SARS Cov-2.
Basta una salida al banco, a comprar víveres, a la farmacia, restaurantes o caminar en espacios abiertos para observar que sigue habiendo personas que no guardan la “sana distancia”, no usan cubrebocas o les vale. Líneas antes, criticaba los comentarios que a veces uno escucha o lee en el ambiente de polarización que vive el país.
Querer atribuir las muertes causadas por la pandemia en México a una persona es desconocer o negar la complejidad médica del problema, falta de raciocinio o criticar-desacreditar con afán de sacar “raja política”. O todas las anteriores.
Una realidad que afrontan médicos de varios hospitales públicos que atienden pacientes Covid (tres diferentes doctores de Querétaro y CDMX confirman lo que a continuación señalaré) es primero escuchar, después respetar, la decisión de pacientes que deciden ya no ser intubados (as) y se despiden por videollamada de algún familiar, debido al avance del virus en su cuerpo, más una posible comorbilidad. Otro sector de los pacientes que lamentan, en un nosocomio, su falta de prevención que los llevó a tener el contagio del virus, y posterior complicación.
Una de las principales omisiones del gobierno federal ha sido la incapacidad de posicionar mensajes breves, claros y de utilidad a la mayoría de la población, con base en múltiple y valiosa información en las más de 200 conferencias de prensa, no solo por los epidemiólogos que han encabezado la mayoría (dr. Hugo López-Gatell y dr. José Luis Alomía), sino por eminencias como el dr. Ruy López Ridaura (Cenaprece) o dr. Simón Barquera (Instituto Nacional de Salud Pública), por mencionar solo dos ejemplos.
El personal médico y las (os) especialistas en salud se “han rifado” ante la adversidad. Necesitamos, con urgencia, reconocer y agradecerles con acciones.