Habitantes de los estados de Guerrero y Querétaro enfrentan un agravio similar: la indolencia y la improvisación de sus gobiernos ante las tragedias que viven principalmente a causa de inundaciones o consecuencias derivadas de fenómenos meteorológicos.
En Guerrero, tanto el Ejecutivo federal encabezado por el presidente López Obrador como el de la gobernadora Evelyn Salgado han exhibido su improvisación e incapacidad, por decir lo menos, para apoyar a la población después de los múltiples daños provocados por el huracán “Otis” en su paso por Acapulco y otros municipios del estado.
Mientras que en Querétaro, las lluvias del jueves 26 y madrugada del viernes 27 de octubre volvieron a mostrar las mentiras y falta de calidad en la obra “Paseo 5 de Febrero”, así como la indolencia de los gobiernos estatal (Mauricio Kuri) y municipal (Luis Bernardo Nava) para apoyar a cientos de habitantes de Felipe Carillo Puerto que sufrieron afectaciones en sus viviendas y calles a consecuencia de las inundaciones.
Contrario a las promesas de que la Avenida 5 de Febrero no se volvería a inundar, la realidad volvió a derrumbar las palabras de funcionarios de la administración estatal (entre otros las del gobernador Mauricio Kuri y el Secretario de Desarrollo Social, Agustín Dorantes, quien publicó un video meses atrás en sus redes sociodigitales).
Videos grabados y publicados por usuarios de Twitter el viernes 27 de octubre muestran que se inundó la construcción de cárcamos en la esquina de avenida San Diego y 5 de Febrero, por el acceso principal a la zona de Carrillo Puerto. Evidencia y hechos que no se refutan.
Más tramos de la vialidad, que está en construcción por la obra con costo oficial 6 mil 600 millones de pesos, también sufrieron “encharcamientos” –eufemismo de los gobiernos de Querétaro para no reconocer sus fallas-.
Así como a nivel nacional el vehículo que trasladaba al Presidente y militares se atascó en el lodo; en Querétaro se siguen atascando las obras y las promesas huecas de sus gobernantes.
Usar Qrobús, otra tragedia
El miércoles 18 de octubre, doña Beatriz González tardó cuatro horas y pagó doble tarifa de transporte público, cuando antes pagaba una, para trasladarse de las afueras de la empresa “Porcelanite” en el acceso a Carrillo Puerto —por donde construyeron los cárcamos— a la colonia Venceremos (municipio de Corregidora).
A las 2 de la tarde, subió a un camión de la ruta 54. Acostumbrada a que esa ruta la dejaba en la colonia donde tiene su casa, confío ver a su familia pronto. Sin embargo, la improvisación de la obra y el tránsito vehicular propios de “Paseo 5 de Febrero” ocasionaron que no avanzara la unidad en tramos.
Tardó 2 horas y media en recorrer menos de 4 kilómetros, hasta la esquina de Zaragoza y 5 de Febrero. Después, aproximadamente otros 30 minutos para llegar a “El Tanque”.
Para su sorpresa, el conductor anunció que ahí terminaba el recorrido. Días antes, la ruta había sido “acortada”. Doña “Betty” tuvo que bajar, caminar en dirección a la Alameda Hidalgo y esperar una ruta que la llevara a la colonia Venceremos. El reloj indicaba casi las 5.
El suplicio no terminaba. Una ruta 28 tardó en pasar 30-35 minutos. Pagó una segunda tarifa, se subió a la unidad y 30 minutos después, por fin llegó a la colonia Venceremos.
Gracias “al siguiente nivel” que presume la propaganda oficial, doña “Betty” González sufrió cuatro horas en un trayecto de 13 kilómetros, vía rutas “Qrobús”. Durante ese mismo tiempo, podría haber ido y regresado a la entrada de la Ciudad de México (CDMX).