En esta ocasión quiero compartir con ustedes la experiencia que tuve este pasado martes y para ello me remontaré al inicio de toda esta historia. El pasado 20 de febrero presenté una iniciativa la cual los propios medios de comunicación han llamado polémica; se trata de replantear la fórmula con la que actualmente se presupuesta el financiamiento público de los partidos políticos.
El tema de la reducción del presupuesto a partidos políticos había ya venido tomando fuerza a nivel nacional, con algunas propuestas de otros legisladores, una de ellas la que en particular ha tomado más fuerza es la que propusiera mi homólogo el diputado local independiente por el estado de Jalisco, Pedro Kumamoto.
Razón por la cual el pasado martes viajé a la ciudad de Guadalajara para poder tener un primer encuentro con Pedro, quien, a decir verdad, me dejó una grata percepción y les platico el porqué. Eran en punto las 11:30 de la mañana cuando mientras yo esperaba sentada en una banca afuera de la que me indicaron era su oficina en el Palacio Legislativo de Jalisco, cuando a lo lejos veo venir un chavo vestido de jeans, tenis y una camisa, es decir, una imagen muy fresca de primera impresión. Acto seguido se acerca a mí, me saluda sin mayor formalidad que un “María bienvenida, pásale” y fue entonces cuando entramos a su oficina, la cuál fue también una gratísima sorpresa; un espacio lleno de jóvenes, todos trabajando desde sus computadoras, un espacio lleno de ideas frescas y en una pequeña salita de dos sillones, que si no mal aprecio podrían haber sido de cartón, nos sentamos a platicar él y yo, mientras sus compañeros que se encontraban ahí mismo hacían cada uno lo propio.
Comencé la platica agradeciéndole la oportunidad de intercambiar ideas respecto de un tema que sin duda nos interesa no solo a él y a mi, sino a miles de millones de mexicanos. Así me dispuse a platicarle un poco de mí y del cómo es que hoy tengo la oportunidad de servirle a los queretanos, de ahí, como sin querer y sin forzar, entramos al tema que nos ocupa (la reducción del financiamiento público). Me limité primero a escuchar sus razonamientos, muy buenos por cierto, y de los cuales destaco esta visión de su parte para visualizar la transformación o reingeniería del sistema de partidos en nuestro país mediante los propios partidos políticos, reflexión que me resultó curiosa siendo él un actor político sin filia partidista alguna.
Después entramos al análisis y discusión de la vía en la que proponemos que esto sea una realidad, es decir, ambos estamos proponiendo una modificación a la fórmula actual con la que se calcula el financiamiento público y aún cuando nuestras propuestas en cuanto a la fórmula son distintas buscan cumplir con el mismo objetivo que es reducir las enormes cantidades de miles de pesos que hoy reciben los institutos políticos por un concepto que además, coincidimos, no se ha venido cumpliendo.
Hoy en México a los partidos políticos se les asigna un recurso que es público, esto quiere decir que viene de la bolsa de los ciudadanos, para “promover” la participación ciudadana y se hacen cálculos de cuánto se supone cuesta hacer que un mexicano o mexicana vaya a las urnas —hoy por hoy se dice que ese valor es el 65% del valor de la Unidad de Medida y Actualización—. Mi propuesta se trata precisamente de bajar del 65% al 30% y con esto lograr reducir esta bolsa que se les reparte a los partidos a la mitad. El argumento para lograr esto es muy sencillo: hoy es notorio que los partidos políticos no están cumpliendo con el objetivo de promover la participación de los mexicanos, entonces por qué tenemos que estar pagando por un resultado que no se está alcanzando.
Durante nuestra charla que duró poco más de una hora logramos coincidir en varios puntos; entendemos que reducir el financiamiento público de los partidos políticos es el primero de varios pasos que habrá que dar para abrir paso a una verdadera restructuración del sistema de partidos políticos en México, sabemos también que este sistema esta ya rebasado y colapsado por lo que es necesario que se planteen medidas de este tipo que ataquen de fondo la crisis y finalmente celebramos que distintos actores de diversas fuerzas políticas estén entrando al tema porque eso hará que sea mucho más viable políticamente hablando.
Al concluir nuestra reunión mi homólogo me dijo “Bienvenida a un barco que tendrá buen puerto y admiro y reconozco el valor agregado que tiene el que tú siendo parte de un partido político asumas este tema”.
Y es así como en estos momento y después de esta muy enriquecedora experiencia me encuentro más convencida que nunca de ser impulsora de decisiones que nos permitan recuperar o más bien construir el México que sí queremos. Hago un llamado desde este espacio a ser conscientes de aquello que pensamos, decimos y hacemos ya que México será nuestra gran consecuencia.
Por lo pronto, yo María #LeEntro.