La idea de que las aerolíneas ofrezcan vuelos solo para adultos no es nueva, hace algunos años, compañías como Malasya Airlines, Air Asia X y Singapure Airlines introdujeron campañas para ofrecer a sus pasajeros zonas libres de niños. En el caso de Malasya Airlines implementó la regla de no admitir infantes en primera clase desde el 2011 y a partir del 2012 ordenó a sus empleados no reservar asientos a menores de 12 años en el piso superior de sus aviones jumbo. Air Asia X cobra 25 euros más al pasajero que quiera instalarse en la Quiet Zone, entre las filas 7 y 14 vetadas para menores de 12 años. Por su parte, Singapore Airlines puso en funcionamiento su programa Scoot in Silence: por 14 dólares más te dan un asiento detrás de la clase business en la que solo puede haber adultos y presumen tener 7.5 centímetros más de espacio. A estas tres aerolíneas se suma la reciente oferta de la compañía europea Corendon, que introdujo sitios que no pueden ocupar los niños. Dicho servicio empezará a operar en noviembre de este año y aumenta el costo de tu boleto nada más y nada menos que 45 euros. Por lo pronto solo han anunciado el trayecto entre Ámsterdam y la isla caribeña de Curaçao.
Pero la cuestión no está en si las aerolíneas introducen o no nuevas áreas como cuando había zona de fumadores y libres de humo de tabaco, sino la polémica que se formó a partir de ello, pues muchos piensan que es una medida discriminatoria, ya que se segrega a los niños por el simple hecho de ser, sin tomar en cuenta que su comportamiento puede mostrarse sumamente tranquilo. Justo el año pasado se abrió nuevamente el debate a raíz de un video posteado por un músico neozelandés, Henry Beasley, que en su viaje de 29 horas con escalas rumbo a Berlín compartió el llanto y los gritos de un bebé durante varios momentos del trayecto. Las opiniones son encontradas, pues mientras algunos piensan que es falta de empatía, otros apoyan la moción de clasificar las zonas. Cabe decir que en este aspecto, Corendon ya lo hacía en sus hoteles de Turquía, Ibiza y Curaçao. El argumento es que las aerolíneas pueden realizar dicha acción, así como existen opciones de hospedaje para los viajeros que no les gustan los pequeños.
Sin duda a muchos nos ha tocado un bebé que llora, juega con la mesa de servicio, patea los asientos delanteros, pide ir al baño y más. Niños son niños y si no lo fueran, se comportarían como un adulto, están aprendiendo. En mi caso no pagaría más por estar alejada de un niño; sin embargo respeto a los que sí lo harían, ya que en algunos casos no es “Niñofobia” como muchos lo llaman, pues entiendo que, sobre todo en vuelos largos puede llegar a ser incómodo. Aunque tampoco creo justo que los padres tengan que disculparse por el simple hecho de subir a un avión con un infante, como ha ocurrido en ocasiones en las que incluso reparten bolsitas con dulces y tapones para los oídos. Todos tenemos los mismos derechos de subir a una aeronave.
Ustedes qué dicen, pagarían más por un vuelo sin niños, piensan que la razón es la“niñofobia”, o que es justo el reclamo.